Edición Impresa + digital
Idioma Español / Inglés
Fecha: Mayo 2013
Páginas: 161
Encuadernación rústica
ISSN: 1577-272-1
Versión digital ISSN-e: 1577-272-1
Desastres
Disasters
Chernobil, Fukushima, Detroit, Prestige, Hiroshima, Líbano, Palestina… son tan solo unos cuantos nombres propios de un desastre ya universal. Un desastre sucedido en lugares concretos que permanecen alojados en nuestra memoria reciente como agujeros negros donde la destrucción y el progreso del ser humano se confunden sugerentemente. Ahora bien, ¿cuáles son las razones de la irreprimible atracción del hombre hacia estas imágenes? ¿Bajo qué condiciones la visión de la destrucción puede ser considerada arte? ¿Existe acaso algo en nuestra sociedad que no pueda ser considerado una ruina en potencia?
Esta y otras cuestiones se dan cita en el número 50 de EXIT, en el que se analiza el desastre como una categoría estética que trasciende tiempos y espacios y se relaciona directamente con esa mirada perversa, tan característica del ser humano, en la que el horror no evita que nos sintamos atraídos por la belleza de esas imágenes.
A través de cinco temas (naturaleza, decadencia, accidente, progreso y guerra), EXIT #50 plantea una tentativa de clasificación tipológica que sustituye al tradicional análisis estilístico o histórico artístico de la ruina que sucede al desastre. Los límites de dicho catálogo aparecen planteados como esbozos, pues como escribe Brian Dillon, “Las ruinas son estructuras o espacios donde pasado, presente y futuro involucionan espectacularmente; lugares donde el tiempo, el hecho y el recuerdo se confabulan para producir algo que bien puede resultar bello (o kitsch) pero que en esencia viene a expresar un caos revelador”.
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Editorial
Fotografiando el fin del mundo
Rosa Olivares
La idea de ruina que maneja el artista actual es una deriva del concepto romántico. Pero no solo. Es también la evolución de la idea de los conceptuales sobre la ruina como un segmento de realidad inacabado, un lugar, una idea que define la vida contemporánea. La ruina vive con nosotros, y de alguna manera los artistas de hoy la representan de formas diversas en sus obras. Vivimos al borde del precipicio, siempre esperando el anunciado fin del mundo. El apocalipsis nos lo ha contado ya el cine en sus mil versiones de inundaciones, cambios climáticos, meteoritos que chocan contra la Tierra. Esperamos el Armagedón, ese momento de colapso que anuncie el inminente fin de todo lo conocido. Pero tal vez ese momento ya esté sucediendo, ya haya sido fotografiado por artistas suicidas, aventureros que visitan las ruinas de nuestro mañana, aun antes de saber que ya hemos muerto, que estamos desaparecidos y que estas líneas solo son unas notas encontradas por seres de otros mundos que llegarán a la Tierra dentro de miles de años y encontrarán nuestros restos: fotografías y algunos restos de papel, esta revista por ejemplo. Lo digital se habrá perdido para siempre.
Michael Light. 045 STOKES/19 kilotons/Nevada/1957, 100 Suns series. Released into the air just after detonation to test its response to the force of an atomic air shock wave, an unmanned Navy ZSG-3 airship ruptures lodges on the desert floor. The debris cloud rises in the distance. Stokes was a test of the W-30 air-defense and tactical atomic warhead, stockpiled from 1959 to 1979, with a variable yield of 140 tons to 19 kilotons. Courtesy the artist and Hosfelt Gallery, San Francisco.Tal vez, solamente tal vez, el apocalipsis final no suceda en un solo día, en un solo momento, tal vez no se parezca a ningún guión de Hollywood. Tal vez ya esté sucedie