Revista EXIT número 45
#45

Edición Impresa + digital

Idioma Español / Inglés
Febrero 2012
Páginas: 173
Encuadernación rústica
ISSN: 1577-272-1
Versión digital ISSN-e: 1577-272-1

Nuevo documentalismo
New Documentalism

Vivimos en una sociedad que necesita documentarlo todo, desde el nacimiento de un hijo hasta una revuelta popular, un accidente o una guerra, una enfermedad o una fiesta. Las experiencias colectivas y las personales, todo se convierte en un documento. Hoy en día cualquier persona provista de una cámara, incluso con un teléfono móvil, se convierte en el árbitro de una realidad cuanto menos dudosa. Pero el fotógrafo profesional, el documentalista real, tiene que hacer frente a un torbellino de dudas y alteraciones en sus fines, en sus objetivos, en sus formatos e, incluso en las razones por las que realiza este trabajo.

Las imágenes de estos nuevos documentalistas se alejan de los tamaños y fines de la fotografía de prensa e incluso de las pensadas para convertirse en un libro, y se transforman en piezas para museo, para galerías o para nuestras propias casas. Los fotógrafos que se han planteado un trabajo de documentación del mundo que les rodea están transformándose, siendo cada vez más artistas y menos transmisores de una realidad objetiva e indiscutible debido a la rápida evolución del lenguaje fotográfico que conecta cada vez más con otras vías de conocimiento y práctica que van desde la semiología a la arquitectura, la literatura, la filosofía o la historia.

A través de los 16 dossieres que componen este número encontramos ejemplos de las diferentes miradas que retratan nuestro mundo, un mundo que es más complejo y serio de lo que nos muestran los telediarios. Nuevas formas de documentar que van acompañadas de textos de los propios artistas donde explican su forma de entender este nuevo cambio en la fotografía documental, su aproximación al individuo, a una historia más humana. Peter Bialobrzeski, Lukas Einsele, Anna Fox Alexander Gronsky, Sunil Gupta, Pieter Hugo, Francesco Jodice, Joachim Koester, Anastasia Khoroshilova, Santu Mofokeng, Ana Teresa Ortega, Dana Popa, Lise Sarfati, Bruno Serralongue, Ahlam Shibli y Begoña Zubero son algunos ejemplos de este nuevo documentalismo, de esta nueva deriva de la fotografía, que nos explican a través de sus imágenes y de sus palabras la manera de aproximarse a su trabajo como archivo, como documento y testimonio de la realidad que vivimos. Siempre desde una perspectiva más cercana, y normalmente de un modo más creativo, más claramente subjetivo y no exento de una belleza que a veces tiene la atracción del abismo.

Visor Online

También en ISSUU

Editorial

Sobre la necesidad de documentarlo todo

Rosa Olivares

Portada EXIT número 45

Lo primero que se hace cuando nace un nuevo ser es hacerle una foto. Como si hiciera falta tener el documento gráfico para creernos esa realidad, ese milagro. La facilidad para disponer de todo tipo de herramientas que facilitan esta creación de un álbum suprafamiliar casi nos obliga a todos a disparar, a hacer la foto. Cuando no la haces te conviertes en un ser socialmente extraño. Primero fue la extrema evolución de los dispositivos fotográficos, menor peso en las cámaras, más precisión en los objetivos, una facilidad increíble para sin apenas conocimientos técnicos hacer buenas fotografías. El paso del sistema analógico al digital supuso la facilidad absoluta, ya no hacía falta el laboratorio, todo lo podemos hacer nosotros mismos y el carrete limitado era cosa del pasado. Podríamos disparar sin límites, fotografiarlo todo. El mundo se abría ante nuestros ojos y tanto los turistas semiprofesionales, como el obsesivo padre de familia se convertían en un paradigma de las nuevas tendencias documentalistas: el ojo se convierte en el registro, y todo lo que se ve es susceptible de ser transformado en documento. De tal modo que hasta que no tenemos la fotografía no creemos lo que hemos visto con nuestros propios ojos. De esta forma, fotografiándolo en fragmentos, nos apropiamos del mundo que nos rodea, abarcamos una totalidad que se escapa a nuestras posibilidades. Hacemos nuestro el paisaje, las personas, los sentimientos, los acontecimientos privados y públicos con una voracidad caníbal.

La llegada del teléfono móvil travestido en cámara fotográfica inseparable de nosotros mismos, con una calidad óptica increíble ha hecho prescindible para muchos hasta la propia cámara fotográfica, trastocando así los pocos pilares de las definiciones clásicas de qué es una fotografía, qué es un documento, qué es el documentalismo, qué es y qué no es un fotógrafo documentalista. Todo lo que sucede e incluso lo que no sucede es susceptible de ser documentado. Ya no solamente el hecho, sino su memoria, su deseo, su huella, las posibilidades de haber sido diferente; los sueños y las pesadillas, lo que no es real más allá de nuestra imaginación, todo puede ser objetivo fotográfico y todos podemos ser ese fotógrafo documentalista, todos podemos ser el archivo de una época o de una situación, construir un fragmento de una historia que por su exceso llega a ser insignificante.

Las cualidades del exceso de infor