Revista EXIT número 29
#29

Edición Impresa + digital

Idioma Español / Inglés
Páginas: 185
Encuadernación rústica
ISSN: 1577-272-1
Versión digital ISSN-e: 1577-272-1

Peepshow. El espectáculo del sexo
Peepshow. The spectacle of sex

Este número reflexiona sobre la representación del espectáculo del sexo en la fotografía desde el siglo XIX hasta la actualidad.

El editorial Un lugar sin límites, se interroga sobre los límites de la pornografía y sobre la relación que se ha establecido tradicionalmente entre fotografía y voyeurismo. Marina Wallace traza en su artículo, Visiones eróticas: el cuerpo expuesto, un recorrido por el modo en el que el desnudo ha sido representado y las estrategias que algunos artistas contemporáneos han utilizado para reflejar la mirada del voyeur. Andrés Barba escribe sobre el lugar del hecho pornográfico como espacio de la transgresión. Cierra el número el texto de Peter Lehman sobre el papel que juega el espectador en la definición de lo pornográfico y la diferencia que existe en el modo en el que cineastas y fotógrafos se han planteado la utilización de imágenes sexualmente explícitas.

En este número se han incluido también entrevistas a tres importantes fotógrafos, Jeff Burton, Susan Meiselas y Larry Sultan, que han trabajado sobre distintos aspectos de este tema, desde los espectáculos de striptease hasta los rodajes de películas porno. Se añaden además dossieres de Stephen Barker, Hana Jakrlova, y Lisa Kereszi, con textos escritos por ellos mismos, y fotografías de otros treinta artistas que juegan con la idea de desplazamiento y cancelación de las imágenes pornográficas y eróticas.

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Editorial

Un lugar sin límites

Rosa Olivares

Portada EXIT número 29

Tal vez esa sea la palabra clave: el límite, los límites. Cuando hablamos de sentimientos, de deseos. Un amor sin límites, una pasión que supera cualquier límite conocido; los límites de lo permitido. ¿Quién pone los límites? ¿Hasta donde llegaríamos en busca de lo prohibido? Porqué de eso se trata cuando se habla de pornografía, de revocar, de transgredir. El placer de lo prohibido, de aquello que se hace a oscuras, fuera de la mirada de los demás… por eso la pornografía necesita de espectadores, si no hubiera público esa ceremonia no tendría sentido, como no tendría sentido una corrida de toros sin una plaza de toros llena de aficionados, o una representación de ópera en un teatro vacío. Y no es que se trate de un espectáculo solamente, que también, es más bien una exhibición. Una demostración.