Edición Impresa + digital
Idioma Español / Inglés
Fecha: Agosto 2003
Páginas: 129
Encuadernación rústica
ISSN: 1577-272-1
Versión digital ISSN-e: 1577-272-1
Objetos cotidianos
Ordinary Things
Una de las obsesiones más comunes del mundo moderno es la revolución de los objetos cotidianos, de todas esas cosas que nos rodean todo el tiempo, que usamos y desechamos sin reparar en su existencia al margen de nosotros. Vivimos rodeados de cosas, desde los platos y vasos en los que comemos hasta el ordenador o el bolígrafo con los que trabajamos, la lámpara que nos ilumina… Nuestra vida sería imposible sin ellos, y son nuestras criaturas hechas para nuestro servicio exclusivo. Forman nuestro paisaje habitual. Pero esas pequeñas y, a veces, insignificantes cosas nos definen, dicen cómo somos, son elementos de nuestra propia personalidad. A través de ellos nos presentamos y pervivimos.
Más allá de nuestra presencia, los objetos viven una existencia paralela, conforman una memoria colectiva y su abundancia o escasez marcan parte de nuestra libertad. Restos arqueológicos, documentos históricos, pruebas de un delito, fragmentos de una historia de amor, esas pequeñas cosas pueden ser nuestra felicidad por un momento o causarnos una desazón eterna. Objetos incongruentes, misteriosos, anónimos, fantásticos o absurdos, su existencia y su uso marcan la diferencia entre lo cotidiano y lo exótico, entre lo normal y lo extraño. Presentes en la historia del arte, siempre desde un segundo y discreto plano, nos observan provocando un escenario de desasosiego que a veces de puro habitual, pasa desapercibido. El arte actual los ha convertido en protagonistas indiscutibles de unas obras de múltiples lecturas, en las que nuestro entorno, ese eterno paisaje de fondo, salta a un primer plano.
El artista central de este número EXIT #11 Objetos cotidianos es William Eggleston (con texto de Thomas Weski) que ha construido un mundo cotidiano y reconocible a partir de los detalles y de los objetos aparentemente vulgares y sin importancia de la vida de personas anónimas en lugares cualquiera. Pero para ilustrar las diferentes lecturas que del mundo de los objetos hace el arte actual incluimos cinco dossier especiales: Silvia Gruner (texto de Itala Schmelz), Chema Madoz (texto de Fernando Castro Flórez), Takashi Yasumura (texto de Martin Jaeggi), Cinthya Soto (Texto de Cinthya Soto) y Peter Fischli & David Weiss (texto de Rosa Olivares). Cada uno de estos cinco artistas plantea una relación diferente con el mundo de los objetos cotidianos, desde la violencia y la obsesión, hasta la soledad y el desprendimiento, sin olvidar la ironía, la imposibilidad de un equilibrio vital y el engaño permanente de las apariencias.
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Editorial
Objetos cotidianos
Rosa Olivares
Vivimos rodeados de objetos. De cosas de todo tipo, desde el simple vaso de plástico hasta el más sofisticado ordenador. Son cosas que sencillamente nos acompañan durante nuestra vida, unos compañeros de viaje que a veces se aferran a nosotros, o nosotros a ellos, durante más tiempo del que nadie hubiese imaginado. En otras ocasiones son cosas insignificantes en las que apenas reparamos, que no ocupan nuestra cabeza ni nuestras manos más tiempo del imprescindible, apenas unos segundos, apenas nada. Prácticamente no existen. Forman ese paisaje cotidiano e inevitable que define no solamente nuestra cultura y nuestros hábitos, sino a nosotros mismos. De alguna forma nuestra relación con ellos es tan aleatoria como la que mantenemos con las personas: algunas forman parte de nuestras vidas sin saber bien por qué, otras solamente nos acompañan un corto período; unas nos gustan con locura, las deseamos, queremos, al menos, tocarlas; otras sin embargo nos repugnan, no nos apetece acercarnos a ellas, intentar entenderlas. Así de injustos pueden ser los sentimientos, tanto que se asemejan a los caprichos. Mantener los antiguos interruptores de la casa a pesar de las innovaciones en casi todo lo demás; ese sillón que supera mudanzas y cambios de decoración como si no pasara nada. Unos sobreviven y otros directamente son suicidas de las formas.
Aziz+Cucher. Plasmorphica Still Life #7 and #8. 86 x 127 cm each. Courtesy of the artists and Henry Urbach Architecture, NYCNuestro entorno es reconocible y puede ser amable o invivible gracias a las cosas que lo habitan. Si de repente algo cambia de lugar o desaparece, su ausencia es casi tan visible como su cuerpo lo fue hasta entonces. No cabe duda de que en ocasiones mantenemos con esas pequeñas cosas auténticas relaciones de amo