Lo que revela el borrado de los rótulos comerciales pintados a mano de Ciudad de México
Ciudad de México, 7 de julio de 2022
En el famoso primer párrafo de El Aleph, de Borges, se menciona que están retirando un anuncio de cigarrillos en la Plaza Constitución. Al narrador, que ese mismo día llora la muerte de su amada Beatriz Viterbo, le duele ver la retirada del anuncio “pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita”.
En los muchos años que llevo viviendo fuera de Ciudad de México y volviendo esporádicamente, los rótulos me han servido para medir el paso del tiempo y, al igual que el personaje de Carlos Argentino, suelo lamentarme cuando me encuentro con que un anuncio familiar ha sido sustituido o repintado. Los rótulos comerciales constituyen un interesante marcador urbano y algunos pueden llegar a convertirse en referentes culturales para toda una generación. En el caso de la mía, uno era el letrero de “México calza Canadá” del barrio de Tacubaya, que ya no existe.
Donde más se aprecia el retrato a pequeña escala del constante cambio de una capital como Ciudad de México es en los rótulos de sus miles de puestos de comida, con coloridas imágenes en los negocios que sirven tacos, tortas, jugos y otros muchos productos alimentarios. El tema ha cobrado relevancia ahora en la alcaldía Cuauhtémoc (una demarcación territorial de Ciudad de México), donde hace unos meses la alcaldesa Sandra Cuevas mandó que los repintaran, supuestamente para “limpiar” la zona y darle un aspecto más moderno. Hicieron a los vendedores de los puestos de comida pagar al ayuntamiento para que les taparan los rótulos con pintura y los reemplazaran por un logotipo gris y monótono de la alcaldía. Emulando al emperador bizantino León III, que prohibió que se pintaran iconos religiosos, esta alcaldesa decretó el borrado de los rótulos de todos los puestos de tacos y tortas.
La comunidad artística mexicana se ha unido de manera unánime a la protesta contra esta medida draconiana, que en el fondo no es más que un ataque ignorante contra una valiosa forma de arte popular que dota a la ciudad de una personalidad única.…
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