La violencia no es la respuesta, la violencia está mal. La violencia anula cualquier posibilidad de debate…, sí, lo que ustedes quieran pero la violencia existe y la verdad es que muchas veces nos gustaría no reprimirnos y contestar con un “zasca, en toda la boca”, para callar a un oponente, a alguien que abusa de su poder inadecuadamente, a aquellos que dicen estupideces sin fin. No lo niegue, usted también hubiera querido en alguna ocasión echarle un cubo de agua, tirarle un vaso de lo que esté bebiendo a la cara, o aplastarle un merengue en la cara a quienes mantienen posturas inaceptables. No lo niegue y no se avergüence, pasa en todas partes, nos pasa a todos. Aunque la mayoría no somos capaces de hacerlo finalmente. Realmente lo que me sorprende es que no pase más a menudo, lo que prueba la infinita capacidad que tenemos los humanos de aguantar cualquier cosa, de reprimirnos para no saltarnos las reglas sociales. Somos incombustibles. No hace mucho en un pueblo de Galicia, durante la campaña electoral a la presidencia, un joven le propinó un puñetazo en toda la cara al ex presidente Mariano Rajoy. Todos los medios condenaron la agresión, y efectivamente si se abriera la veda de “dale al político”, sería más popular que lo del Pokemon Go. Pero de vez en cuando… Lo cierto es que en España más de la mitad de la población sonrió pensando “vaya tortazo se ha llevado el prenda este”. Los políticos serían las dianas favoritas, y también las más peligrosas, aunque la verdad creo que es mejor darles un puñetazo que un tiro, e incluso un zapatazo es mejor que un tiro.
El 14 de diciembre en una rueda de prensa con el primer ministro de Irak, George Bush hijo fue el objetivo de un periodista iraquí que le recriminó la actitud de USA en los conflictos bélicos de la zona y le llamo perro, y le lanzó sus dos zapatos uno tras otro. Bush hizo alarde de unos reflejos excelentes y esquivó los dos misiles tierra-aire del periodista iraquí, pero el hecho fue muy celebrado en todo el mundo, aunque decepcionados por la mala puntería del periodista. Y es que cuando el poderoso es abofeteado en público la humillación personal es mayor y la satisfacción de todos irresistible, en parte porque es un ataque ligero, que no conlleva peligro físico, es un pequeño vapuleo nada más, un pequeño acto para la humanidad pero una autentica hazaña para el hombre.…
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