anterior

Ya no lo quiero

siguiente
capricho

JeongMee Yoon. Jeeyoo and Her Pink Things, 2008. Serie The Pink and Blue Porject , 2005-en curso.

Los caprichos de una reina, o de una princesa, o de un político… los pagamos no solamente sus amantes sino los ciudadanos de a pie, esos pocos que todavía pagamos los impuestos en lugar de defraudar y abrir cuentas en paraísos fiscales. La mayoría de las veces las pagamos obligados, sin quererlo, pues realmente ya no deseamos ni a esa reina, ni a ese rey, ni a esa princesa ni a esos políticos que se han gastado nuestro dinero en caprichos egoístas y estúpidos. Pero para sorpresa nuestra esos caprichosos seres llega un momento, que contra toda lógica y después de haberse negado a prescindir de sus juguetes culturales, dicen “ya no lo quiero”.

No valen para nada más, porque se proyectaron con la cabeza vacía de sentido cultural, de lógica aplicada

Entonces comienza la locura: ¿Qué hacemos con este aeropuerto que nos ha costado un riñón y nunca vio un avión? ¿Y con esa mole de piedra que iba a ser La ciudad de la Cultura y se ha quedado en una ruina sin acabar de construirse? ¿Y con ese museo que se amplió con tantos millones y se hizo viejo al mes de la inauguración, y ya no vale nada? Siempre he defendido que lo único factible son circuitos de carreras, de saltos de monopatín o/y de shopping centers. No valen para nada más, porque se proyectaron con la cabeza vacía de sentido cultural, de lógica aplicada.

Ahora la Xunta de Galicia considera que, tal y como están las cosas, no es conveniente ni necesario seguir construyendo la ciudad de la cultura en Santiago de Compostela, a la que todavía le quedan varios edificios, toneladas de piedra y millones de euros para verse finalizada y asombrarnos con el gasto (tal vez el mayor, que ya es decir) mas increíble realizado nunca por un gobierno español para una infraestructura cultural que no tenía proyecto ni objetivo, que ha contado siempre con la repulsa masiva de ciudadanos, especialistas y gente en general (exceptuando al arquitecto, los contratistas y los que han chupado miles o millones de euros a través de conceptos varios asociados a su construcción y nula actividad). Ahora ya no la quieren, no la necesitan, no es que acepten las críticas y reconozcan la equivocación, no. Tampoco va a significar que vuelvan a ampliar las dotaciones a otros centros (bibliotecas, salas de exposiciones, etc.) a los que han despojado de casi todo para pagar las toneladas de piedras.…

Este artículo es para suscriptores de EXPRESS

Suscríbete