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¿Y si todo fuera mentira?

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Doisneau, El beso, 1950.

Parece que ese es el gran problema de muchas personas, la duda de que todo sea mentira. De que el amor de su vida no sea verdad, de que Dios no exista, de que sus padres no sean de verdad sus padres. Me gustaría tranquilizarles a todos ustedes diciéndoles que no se preocupen, que realmente da igual, que sólo les importa a ustedes, es decir: no le importa a nadie. Es más, me gustaría decirles que para sobrevivir a esas dudas el hombre inventó el arte, desde el cine a la danza, desde la pintura a la fotografía, pasando por los cuentos y los dibujos y la música y los chistes, y el maquillaje y la poesía. Que, como escribió alguno, “así es si así os parece” (farsa filosófica del italiano Luigi Pirandello escrita en 1917), que no hay nada más parecido a la verdad que la mentira, y que gracias a la imaginación, gracias al arte, todo puede ser verdad y mentira, todo puede ser mentira y sin embargo haber sucedido, haber existido y ser solamente un sueño. Vamos, que no hay que rasgarse las vestiduras porque un fotógrafo supuestamente fotoperiodista, haya retocado con Photoshop sus imágenes. Que no pasa nada porque Steve McCurry borre una bolsa de plástico, o un niño muerto de hambre de sus fotos, como da igual que a un soldado ruso en Berlín le borrasen de la muñeca los dos relojes mientras colocaba una bandera rusa sobre las ruinas durante la ocupación del Reichstag, seguramente robados a algún muerto o a algún vivo, (da igual porque hoy todos están muertos). Que no pasa nada porque Weegee (Arthur Fellig) colocara los muertos antes de fotografiarlos (¿como cuántos fotoperiodistas de guerras o sucesos?). Que no pasa nada si la foto del partisano español muerto en la guerra civil que fotografió Capa fue una puesta en escena, como tantas otras imágenes que han marcado con su simbolismo, con su verdad irrefutable, nuestra historia personal, tan llena de mentiras. Que el beso espontáneo en las calles de París capturado al vuelo por Doisneau fue posible gracias a dos actores que ensayaron las veces necesarias para que pareciese casual y furtivo. Es lo que tienen las buenas interpretaciones, que nos hacen ver la verdad desde la más pura mentira. Como la vida misma.

Hay historias increíbles que, al parecer son verdad

Doisneau, El beso, 1950.

La importancia del arte es la creación de símbolos, de mensajes icónicos que explican y dan sentido a la vida, a las ideas, a los sentimientos.…

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