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¿Y si fuera ella?

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Duchamp

Marcel Duchamp. Fuente, 1917.

La historia oficial está llena de engaños y de falsedades… por no decir engaños y mentiras. Nos queda la duda siempre de dónde está la verdad, de quién miente, de si hubo intención o si solamente hubo ocasión. No se puede esperar que una historia oficial sea innovadora, radical, ni siquiera extravagante. Ni siquiera tratándose de una historia de arte actual. Ya nos dijeron que tal vez, solamente tal vez, las esculturas de Auguste Rodin no fueron tan suyas, que tal vez, solamente tal vez, Camille Claudel tuvo algo que ver en la idea y realización de algunas de sus piezas más interesantes. Rumores, notas a pie de página de una historia oficial que no se altera tan fácilmente. Ahora corren rumores (documentados por expertos y teóricos del arte ingleses, americanos y franceses: William Camfield, Rhonda Roland, Kirk Varnedoe, Irene Gammel, Glyn Thompson, Hector Obak) de que tal vez, sólo tal vez, el famoso urinario (Fuente, 1917) de Marcel Duchamp no fue una creación de él, sino de ella. De otra mujer ocultada y silenciada por una historia no solo oficial sino cada vez más misógina: Elsa von Freytag-Loringhoven (1874-1927) la primera artista y escritora dadaísta de Estados Unidos. Elsa era una activa feminista amiga de Marcel. Y es el propio Marcel Duchamp en una carta a su hermana Suzanne dice “una de mis amigas, bajo el seudónimo masculino de Richard Mutt, ha mandado un urinario de porcelana como escultura” a la exposición anual de la Asociación de Artistas independientes. De hecho no figura el nombre de Duchamp en ningún lugar en el envío de obras de ese año 1917. La obra fue rechazada, y poco después fue reconocida como la primera obra conceptual del arte moderno. Es considerada como una de las obras más influyentes del siglo XX. En 1983 se empieza a dudar de la autoría de Marcel Duchamp, más aún cuando su historia de dónde y cuándo lo adquirió se vio desmontada al descubrirse que la tienda donde él dijo haberlo comprado nunca vendieron ese tipo de elementos. Sin embargo con la baronesa von Freytag la cosa es más evidente, ella era reconocida como una poeta de los objetos, y su utilización del urinario tenía una clara intención antimilitarista y antimachista… algo que a la historia oficial no le interesa. Duchamp en 1950 ya había asumido la autoría de la pieza y había realizado 17 copias que hoy están en los mejores museos del mundo.…

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