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Vuelven las ferias

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ferias, ARCO, camino al mercado, Anotnio Arteta

Aurelio Arteta, Camino del mercado, 1913

Volverán las oscuras golondrinas /en tu balcón sus nidos a colgar / y otra vez con el ala a sus cristales / jugando llamarán. / Pero aquellas que el vuelo refrenaban / tu hermosura y mi dicha al contemplar, / aquellas que aprendieron nuestros nombres…. / ésas… ¡no volverán!

Gustavo Adolfo Bécquer

Sí, vuelven las ferias1 ARCO MADRID 22, pero aquellas tranquilas ferias que alimentaban nuestras ilusiones, aquellas que alegraban nuestros días, y servían para encontrar a viejos amigos… esas, ya no volverán. Vuelve ARCO, para muchos de una manera prematura y casi atrabiliaria, demasiado cerca de la desescalada, demasiado alegremente al pensar que, en seis meses, el próximo febrero, podrán presentar otra feria, otro ARCO. ¿Con demasiada confianza en los compradores? ¿Con demasiada confianza en los artistas que tengan suficientes obras para que este ARCO de verano no sea la puntilla de un sector que se parece cada vez más a un circo lleno de equilibristas? ¿El comprador y/o galerista y/o visitante extranjero vendrá a Madrid tan alegremente como antes?

Todo es una duda, pero lo que tenemos claro es que en este ARCO que se pretende “del reencuentro” el tema que va a sobrevolar grupos, terrazas, bares y demás personal va a ser la crisis, la muerte lenta del mundo del arte. No de la creatividad, de eso ni se habla, sino del comercio, del dinero, del sustento de artistas y galeristas. Se hablará también de que todo parece que siga igual o peor. Como el otro día decía alguien en Facebook, “…y cuando abrió los ojos, el director del museo seguía allí”. Recordaremos la primera semana del confinamiento, en la que todavía algún filósofo de universidad, best seller en la clasificación del reader’s digest filosófico, anunciaba grandes cambios; llegaría el Mesías, un cambio social, la igualdad y el respeto iban a reinar. Desgraciadamente, no especificaron cuándo exactamente, ni dónde. Y de momento nada de eso ha sucedido, y sinceramente ya no esperamos que suceda.

No de la creatividad, de eso ni se habla, sino del comercio, del dinero, del sustento de artistas y galeristas

La desigualdad crece, cada vez hay más ricos y sobre todo, más miseria. Pero sobre todo cada vez hay más desprecio, menosprecio a la cultura, desde anuncios de casas de juegos que se mofan de la ópera, de la música y de la canción, “porque, no nos engañemos, lo que todo el mundo quiere cantar es ¡Bingo!”,…

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