anterior

Venecia o Eurovisión

siguiente
venecia

Venecia

Una sola palabra, un nombre, nos adentra en un mundo de decadencia y belleza, de historia, pleno de connotaciones y asociaciones. Misterio, comercio, los viajes de Marco Polo, el carnaval y el lujo, la historia y el arte. Las bienales de Venecia (sobre todo las de arquitectura y la de arte); Thomas Mann y Muerte en Venecia y la belleza marchita de Tadzio… Pero sobre todo esa ciudad enigmática proyectada desde un punto de vista arquitectónico diferente, (hecho desde una góndola, más bajo que el de cualquier otra ciudad) que siempre está amenazada de ser ahogada por el mar pero que sigue siendo un punto inevitable en cualquier Grand tour, visita inevitable de cualquier turista del Mundo. Venezia.

Pues este año vuelve a suceder: la Bienal de Venecia llega a su edición 58, como una prueba más de que la ciudad nunca se sumergirá en el agua del todo, y de que su bienal durará tanto como las pirámides egipcias, aunque nunca tendrá ni su belleza ni su misterio. En parte porque está dedicada al arte actual, pero dentro de un envoltorio y con una fórmula del siglo XIX, lo que le hace ser cada vez más anacrónica, imposible y sí, paleta, por local, por juntar nacionalidades yuxtapuestas pero sin contagiarse, sin mezclarse.

La gran mayoría solo serán visitadas por los ciudadanos de sus países que lleguen hasta allí, por algún aficionado/viajero obsesivo compulsivo y por los despistados y curiosos habituales

La participación por pabellones nacionales microniza una representación internacional que se convierte en una serie de cajitas en las que en cada una expone un artista local, las más de las veces sin ninguna conexión con sus vecinos, sin ninguna importancia internacional; de tendencias, historias, niveles y calidades muy diferentes y que hace imposible hablar de la bienal en general, sino de un número variable de exposiciones diferentes a las que no iríamos a ver seguramente nunca si no estuvieran todas ubicadas en una ciudad como Venecia… Y aún así, la gran mayoría solo serán visitadas por los ciudadanos de sus países que lleguen hasta allí, por algún aficionado/viajero obsesivo compulsivo y por los despistados y curiosos habituales. Pero esa bienal realmente subterránea corre paralela a la bienal del glamour y los curadores internacionales, la de los turistas americanos que aprovecharán las fechas para su viaje anual a Europa: París, Venecia, Feria de Basel y luego tal vez algunos días en una playa, Niza, Mallorca, Cadaqués tal vez.…

Este artículo es para suscriptores de EXPRESS

Suscríbete