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Un trocito de papel

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Jacopo da Pontormo, Visitation

Hace unos días unos hackers colapsaron las redes de algunas de las más grandes empresas de los Estados Unidos, los expertos dicen que sólo fue un ensayo, que puede volver a suceder en cualquier momento con mayor gravedad… Los sabios predicen que internet en algún momento se caerá y con esa caída, aunque sea de unos minutos (que seguramente será de mucho más) caerán todos los servicios digitalizados que funcionan lejos del mundo analógico, todo eso que parece que funciona solo y que ninguno entendemos. Servicios de agua, luz, comunicaciones, por supuesto toda la logística militar de todos los bandos (excluyendo los que todavía utilizan flechas, piedras y palos) dejarán de funcionar, los hospitales dejarán de funcionar, la luz de las grandes ciudades se apagará, los aviones no podrán volar ni los trenes circular, hasta dejaremos de ver las series de TV. Puede durar unos minutos, unas horas…, lo suficiente para convertirse en una tragedia universal. Bien, por las mismas fechas el espía escritor John Le Carré declaraba, no sé si en su papel de espía o en el de escritor, que no hay nada más seguro que una nota manuscrita. Ni mensajes cifrados, ni encriptados, nada como un papel escrito a mano para guardar un secreto.

¿Y todos esos mails que nunca llegaron a su destino, dónde están, dónde fueron a parar, alguien los leyó alguna vez?

Y es que en todos los años de la civilización los manuscritos, los mapas de todos los tesoros perdidos, las cartas de amor enviadas, recibidas o no, los libros y hasta las fotografías han ido sobreviviendo a inundaciones, incendios, guerras y cataclismos de todo tipo. Pero, ¿qué pasa con todas esas fotos que hemos hecho en las últimas décadas con nuestros teléfonos móviles? ¿Alguien ha conseguido que superasen el cambio de terminal? Yo tengo más imágenes de mis padres, de mis hermanos de pequeños, que de mis propias hijas, ya perdidas sus infancias en las memorias de nokias e iphones que no he podido rescatar con la suficiente calidad para que dejaran las pantallas por el papel. Ya no hay álbumes de fotos de familia, la historiografía y la documentación se ha arruinado con la sustitución de las cartas por los mails. ¿Y todos esos mails que nunca llegaron a su destino, dónde están, dónde fueron a parar, alguien los leyó alguna vez? Nunca tuvimos respuesta. Los faxes que desaparecieron delante de nuestros ojos parecen ser del pasado remoto, pero no hace ni 20 años que confiábamos en esos rollos de papel lo más importante, sin pensar que se borrarían como lo que escribimos en la arena de la playa en nuestra adolescencia, y que el agua salada como nuestras lágrimas borró para siempre.…

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