Podemos seguir creyendo que vivimos en un mundo maravilloso. Brilla el sol y de vez en cuando todavía llueve. Los sistemas de refrigeración y calefacción se desarrollan no tan rápido como la inteligencia artificial, pero posiblemente serán de gran ayuda con las subidas de temperatura que se avecinan. Si leemos las noticias del sector artístico parece que todo va bien, como siempre, como antes de la pandemia. Las inauguraciones se suceden con éxito de crítica y público; las ferias de arte siguen vivas y se celebran sin respiro por todo el mundo, con grandes ventas, por supuesto; y qué decir de las subastas, por lo menos Sotheby’s y Christie’s cada vez baten más récords de ventas y tienen piezas excelentes en cada sesión. Por su parte, las bienales no acaban de cerrar una edición y ya empiezan a preparar la siguiente sin solución de continuidad. Es una maquinaria al parecer bien engrasada, que funciona entre el espectáculo y el mercado que mantiene al público entretenido y a los profesionales del sector activos. Recuerdo con una sonrisa la literatura mesiánica que proliferó durante la pandemia, según la cual, cuando sobreviviéramos a esa nueva peste apocalíptica, la sociedad sería mucho mejor, más solidaria, se ocuparía más del otro, acabaría con la mercantilización de la cultura y del arte.
Las ferias de arte siguen vivas y se celebran sin respiro por todo el mundo
En fin, obviamente fue todo parte del miedo, un fragmento más de lo que puede generarse en mentes cultivadas en una etapa de soledad, aislamiento y miedo. Pero como dijo alguien, “fuese y no hubo nada”. Una vez pasado el miedo, una vez superada la soledad, una vez que nos quitamos las mascarillas nos volvimos a poner las máscaras y la máquina empezó a girar otra vez, a coger velocidad, a machacar a aquellos que pensaban que ya no servía. Con unas cuantas actualizaciones, seguirá sirviendo mucho más tiempo sin ningún problema. Siguen vendiéndose basquiats que baten cada vez el último récord, siguen apareciendo colecciones que se venden, siguen recuperándose obras expoliadas por los nazis…, siguen vendiéndose a precios millonarios obras más o menos interesante, los almacenes se renuevan y, cuando ya creíamos que no habría más pollocks, ni más picassos, siempre aparece algo interesante, incluso del Renacimiento. El espectáculo debe continuar. Las ferias también se recuperan y no parece que haya alternativas. Tal y como nos temíamos, las nuevas ferias alternativas de ayer resultaron iguales que las ferias que querían sustituir, así que hoy conviven con más o menos discreción.…
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