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Todos los que se fueron

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De izquierda a derecha y de arriba abajo: El director franco-suizo Jean-Luc Godard; Paula Rego en una exposición en Alemania; Vivienne Westwood y Claes Oldenburg, 2011. Fotografía: Alex Brandon/AP;

Pelé, Arata Isozaki, el Papa emérito Benedicto XVI, Vivianne Westwood…. Tienen pocas cosas en común, pero una les va a agrupar ya para la eternidad: todos murieron en los últimos días de 2022. Ellos son solo unos pocos de los millones que se fueron en ese mismo año. Las listas de fin de año, como en eventos específicos, repasan los muertos del año, los compañeros del sector que nos han abandonado, aunque a veces la sorpresa no es su muerte, sino que siguieran vivos. Algunos son personajes icónicos que ya solo entendemos si pensamos en ellos como parte de una historia ya presente en libros: los más famosos, los que ya nunca vas a ver en una inauguración o una feria. Hace muchos años tuve la satisfacción de trabajar con Robert Morris (1931-2018) en un proyecto escultórico público; su nombre estaba en un listado de artistas idóneos, junto con Richard Long o Jenny Holzer. Yo creía que ya había fallecido en ese momento. Para mí era un artista mítico, uno de los más grandes, aunque tal vez no de los más famosos. Pero su actividad dispersa y múltiple, su relación con el minimal, con el performance, con la danza…. y en general los años de actividad que llevaba ya en esa fecha… tenía que estar muerto. Pero no solo no lo estaba, sino que era un hombre jovial, inteligente y absolutamente encantador. Y estaba más que vivo. Cuando murió me resultó difícil de creerlo.

Son tantos los muertos, que contar solamente a los artistas, teóricos o personajes del mundo del arte parece mezquino

El que todos tengamos que morir no hace más fácil aceptar que algunas personas se mueran. De todas formas, son tantos los muertos, que contar solamente a los artistas, teóricos o personajes del mundo del arte parece mezquino. Sin embargo, dados los millones de personas de los que nunca sabremos que existieron estos recuentos, finalmente, al menos resaltan esa cualidad humana de finalización, de término como solución final a cualquier vida: la absurda idea de que todos somos sino iguales, parecidos, que todos moriremos.

Los listados que se publican suelen venir de Estados Unidos y en ellos es difícil encontrar alguno cercano, ni latino ni español o portugués. ¿Ya he dicho que los muertos son siempre millones? También es cierto que después de la pandemia del COVID, con esas cifras increíbles por día de fallecidos, nos hemos acercado más afectivamente a la idea de muerte, la hemos visto más de cerca y sabemos que, aunque de momento nos hemos salvado, ella nos espera tranquilamente pues sabe que es una cita a la que sin duda llegaremos a tiempo.…

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