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Todo lo que nunca dijimos

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Borges

Jan Van Eyck, Detalle de El matrimonio Arnolfini, 1434.

Hay una canción que se pregunta dónde habrán ido todos los besos que nunca dimos. Yo me pregunto dónde se habrá metido el texto que había escrito ayer y que hoy ha desaparecido de mi ordenador, del disco duro, del automensaje que por seguridad me había enviado… ¿Dónde habrán ido todos nuestros sueños rotos, nuestras esperanzas perdidas? Uno de los relatos de Borges que más me han gustado siempre es en el que habla de un lugar, un valle, por supuesto perdido, en el que se pueden escuchar al mismo tiempo y para siempre todo lo que se ha dicho en la historia del mundo. Todos los susurros y los gritos, las canciones y los lloros, las palabras serias, las frívolas, todo lo que ya hemos olvidado sigue sucediendo, todo sigue diciéndose, todo eso que no olvidaremos nunca pero quisiéramos borrar, es imposible, todo permanece es ese lugar imposible en el que para siempre jamás nuestros aciertos y nuestros errores se repiten incesablemente. El asombro es eterno.
A veces antes de dormirnos tenemos ideas fabulosas, pensamos frases increíbles que nunca recordaremos, pues la pereza de levantarse a buscar dónde escribirlas las hacen imposibles. Sólo tendríamos que musitarlas para que estén vivas en el lugar donde vive, para siempre, todo lo que se fue. Pero no estoy tan segura de que allí pudiera encontrar mi texto de ayer, un texto mucho mejor que este que estoy escribiendo hoy pensando en que Borges podría haber dejado alguna dirección, una coordenada, no sé, un mapa tal vez, para poder encontrar el tesoro de tantas palabras dichas y perdidas, reunidas por un flautista de Hamelín ciego y argentino. Seguramente hay que perderse para encontrar ese lugar. Como hay que olvidarse de lo que nunca hicimos, de los besos que nunca dimos, para volver a besar. Arrepentirse es inútil, eso ni borra ni consuela. Pienso en el pentimento (*), esa corrección, esa intención de cambiar algo, de borrar del lienzo algo que, aunque el artista no lo supiera, nunca desaparecerá realmente. Un arrepentimiento que hace que no digas, no hagas lo que tal vez, sólo tal vez, deberíamos haber hecho.

Todo es un aviso para que lo hagamos, desde el just do it de la publicidad, hasta el kiss the girl de Disneyland

Todos esos besos abortados, todos esos deseos anulados, todas esas esperanzas marchitas… es la historia de nuestras vidas, un permanente pentimento. No es tan fácil borrar un dibujo, cambiar una pintura, reeditar un vídeo… por favor, borren de Google todo lo que haga falta, porque con el valle imposible de Borges ya tenemos suficiente memoria.…

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