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Todo es política, lo personal también. El arte también

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Khaled Sabsabi, Ali or 3li, 2005, detalle © Khaled Sabsabi

Cuando escuché hace ya algunos años eso de que lo que había dicho Donald Trump no eran mentiras, sino que eran verdades alternativas, comprendí lo que se nos venía encima. Después vino aquello de que “podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos”. Eso lo decía el propio Trump, que se ha revelado como un auténtico poeta del nuevo lenguaje político (y perdónenme, pero esta palabra “política”, en sus diversas variaciones, va a repetirse mucho en las siguientes líneas, ya lo siento), algo de lo que nos dimos cuenta aquel glorioso día en que se hizo público uno de sus mantras más bellos: “Cuando eres una estrella (las mujeres) te dejan hacer lo que quieras, puedes hacer lo que quieras (…). Agarrarlas por el coño, lo que quieras”. Con estos preavisos todo lo que estamos escuchando y leyendo después no nos debería sorprender, porque hemos entrado en un universo alternativo, donde las mentiras son verdades, donde lo lógico es raro, y donde el responsable del país más poderoso del mundo es un imbécil e ignorante paleto, hijo y nieto de emigrantes avariciosos y sin principios. Pero claro, muchos dijeron, bueno, es sólo política, ya luego veremos. Otros opinaban, es Estados Unidos, ya sabes, no va a cambiar nada. Pero resulta que no es solo Estados Unidos y que sí va a cambiar prácticamente todo. Y sobre todo resulta que sí, que es política, pero es que, queridos lectores, la política es como el aire contaminado que respiramos: es todo. Lo personal es político, la economía es política, hasta la geografía es política. Y por supuesto la Historia. Y, evidentemente, también el sexo, el género y el arte. Sí, el arte es también política. El poeta que dijo que “la poesía es un arma cargada de futuro” tenía toda la razón del mundo. Hablaba de política. Además, ya sabemos que las fronteras son ineficaces para ideologías y virus, que vienen a ser lo mismo, solo que para unas hay vacunas y para otras no. Hoy sabemos que algo que suceda en Detroit puede causar una tragedia en el Congo. Por ejemplo.

El drama regresa al arte. De donde realmente nunca se había ido

Aunque algunos parecen sorprenderse de todo lo que no ha hecho más que comenzar, otros están plenamente felices y empiezan a actuar en esa línea de regresión social y cultural. Posiblemente lo estaban deseando. Y no hablo de sus electores, sino de los agentes culturales de su país y de muchos otros.…

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