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The Square

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Fotograma de The Square, dirigida por Ruben Östlund, 2017

Fotograma de The Square, dirigida por Ruben Östlund, 2017

Los coqueteos del arte contemporáneo con el cine y viceversa son muchos y variados, pero hoy al entrar en un cine de los de estreno salta a la vista: Manifesto, “contra la mentira del arte”, el próximo estreno de Ai WeiWei como director (sólo le falta jugar al fútbol), siguiendo la estela de muchos otros, desde Julian Schnabel hasta Artemio Narro (con desigual interés y fortuna); y por supuesto The Square, dirigida por Ruben Östlund y que llega a las pantallas con algunos premios (Palma de Oro en Cannes, Premio del Cine Europeo al Mejor Diseñador de Producción) que por lo menos te tranquilizan un poco al entrar en la sala. Lo primero que hay que aclarar es que The Square no es una crítica al arte actual, no trata del arte más que de las relaciones sexuales entre hombres y mujeres. El que el sector del arte se haya sentido no sólo aludido sino protagonista de la película demuestra una vez más ese ego inconmensurable que se tiene por esta zona. Sí, el arte es el escenario, el protagonista es un curador, el arte es el paisaje elegido para hablar de una sociedad débil, decadente, enferma e hipócrita. Personalmente me parece un entorno muy adecuado. De lo que habla la película es de las relaciones en una sociedad “perfecta”, llena de desigualdades, con unas élites inútiles, infantiloides, indecisas, sin principios y, sí, incapaces de enfrentarse a la realidad como adultos. Irresponsables en el trabajo, en la familia, en las relaciones humanas. Como diríamos en Madrid, tan tontos que no saben ni cruzar la calle. Ricos pero incapaces de afrontar la más pequeña adversidad.

Christian Nielsen, curador del museo de arte contemporáneo X-Royal contesta a una pregunta de una periodista al inicio de la película con una parrafada que no tiene nada que ver con la pregunta: “…es como si…, si pongo su bolso aquí (indicando a la sala de exposiciones detrás de él) este bolso se convertirá en una obra de arte, es algo así de lo que se trata en su pregunta”. Por supuesto no es nada así de lo que trata la pregunta, pero él es un curador de arte contemporáneo que tiene “la obligación de traer lo último, lo más nuevo, al museo, y eso es duro y cuesta mucho dinero”. ¿Qué más podemos esperar? Por supuesto su coche es un Tesla y estamos en Noruega, una sociedad casi perfecta, aquí todo es muy caro, los museos reciben millones, 50 millones de coronas para ser exactos, para comprar obra, pero las calles están llenas de mendigos a los que nadie mira.…

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