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Suicidios

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Cristina Lucas. The last will of Walter Benjamin, detalle, serie Suicidios de escritores famosos, 2005. Cortesía de la galería Juana de Aizpuru, Madrid.

Vivamos rápido, muramos jóvenes, dejando detrás un cadáver aún bello. ¿Por qué agotar todo el tiempo, incluso la prórroga? Para muchos la vida está sobrevalorada, es simplemente tiempo y, a veces, no lo necesitamos todo. Como esas competiciones en las que si acabamos primeros, si gastamos menos tiempo en conseguir el objetivo, ganamos.

Son tiempos de suicidios. No son sólo los de tantas personas desesperadas, acorraladas por una realidad dolorosa: ruina, enfermedad, soledad… no hablo de los suicidios producidos por coyunturas que nos acucian a una salida por pies, al “no puedo más”. Quiero hablar de todos aquellos que se van cuando aparentemente lo tienen todo, cuando son jóvenes y la vida les sonríe, o por lo menos les guiña un ojo. Esos que una sociedad tan estúpida como la nuestra llama “triunfadores”. ¿Qué empuja a un genio de 26 años, reconocido internacionalmente, un informático brillante capaz de alterar el curso del conocimiento como pocos otros? Aaron Swartz es un símbolo de la idea del suicidio como una opción más (famoso en la red desde los catorce años, entre otras cosas diseñó el código RSS, una herramienta que permite la suscripción a contenidos online por la que, cada vez que una web añade información, el usuario la recibe).

El cansancio, tal vez también “el ya no aguanto más”, se unen en una muerte inexplicable para todos aquellos que sólo entienden el suicidio como una escapada de depresivos, aquellos que piensan en el suicida como un cobarde y nunca creen que su decisión es simplemente una decisión irrevocable.

Es la vida la que nos mata a todos, sólo que a algunos lo hace más rápidamente

Ángel Ganivet (ya nadie sabe quién fue Ángel Ganivet, porque la ignorancia, la incultura y la falta de curiosidad serían realmente las causas lógicas de un suicidio masivo) se suicidó en alta mar, en unas aguas heladas; siendo rescatado en su primer intento, ante un descuido de sus salvadores volvió a tirarse al agua consiguiendo finalmente su deseo de morir. Las causa suelen ser despecho amoroso, soledad infinita, crisis económica, enfermedad… pero la realidad es que la causa de todos los suicidios es simple y llanamente la propia vida. Es la vida la que nos mata a todos, sólo que a algunos lo hace más rápidamente.

Los suicidas jóvenes son siempre un misterio. Swartz, se enfrentaba a juicios y demandas por sus últimas acciones a favor de un acceso libre a la información.…

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