Como un guiño irónico a la epidemia de comisarios y curators nos llega la guinda: la ex-cantante de las Spice Girls, diseñadora de ropa, y sobre todo mujer de famosísimo futbolista, Victoria Beckham se ha convertido en comisaria con la colaboración de Sotheby’s. Victoria ha seleccionado un conjunto de 16 retratos de entre los siglos XIV y XIX, desde Rubens a Cranach el viejo, que se subastarán los primeros días de julio y que se están exponiendo en la tienda de moda de la diseñadora en Londres. Ya estamos todas. Es cierto que Sotheby’s no es la Tate, que es sólo una tienda, de lujo, pero una tienda a fin de cuentas y que todo se basa en una estrategia comercial, pero esta situación no me parece que fuera necesaria, nunca hubiera sucedido si al comisariado se le otorgase el más mínimo valor profesional. Hoy, recordando el tango Cambalache: “el que no es comisario es un gil”.
Sin embargo la figura del comisario es uno de los grandes hallazgos del arte contemporáneo de la segunda mitad del siglo XX. Los comisarios han sido realmente los que han conseguido el modelo de museo actual, y también los que han hecho lo que parecía imposible: exponer en los lugares más atrevidos subvirtiendo la idea de exposición, regenerando las obsoletas bienales y dándole un giro drástico al arte actual. Son los comisarios los responsables de la visibilidad de formatos casi imposibles de exponer como la performance, los que han recuperado el mundo de las ideas y de los conceptos en la creación artística para un público nuevo. Es cierto que, de alguna manera, la sobresaturación ha acabado con el comisario original. Se podría decir que es una figura devorada por su propio éxito. Y aunque prácticamente todos los comisarios de la primera generación acabaron como directores de los nuevos museos que ayudaron a crear, sólo uno se mantuvo en su lugar de siempre: Harald Szeemann. Es la figura del curador por excelencia, atrevido, antisistema, que nunca entró en la institución museística pero sí estuvo a punto de entrar en la cárcel como comisario de una Documenta que se le fue de presupuesto, y tuvo el valor de incluir en la misma exposición a artistas consagrados y a enfermos de un psiquiátrico… aunque no olvidemos que una de sus primeras aventuras fue una exposición en su propia habitación de la figura de su abuelo, un ferroviario suizo.…
Este artículo es para suscriptores de EXPRESS
Suscríbete