Solo llevamos 20 años y un mes y medio en este nuevo siglo y ya hablamos del siglo XX, anteayer, como si fueran tiempos remotos, sumidos en la oscuridad y la distancia. Parece que la historia de la humanidad empezara hace apenas unas semanas y que todos nosotros seamos aventureros espaciales. Tal vez haya que ir un poco más despacio y esperar a que este siglo XXI crezca un poco para empezar a olvidar el siglo pasado. Porque, de momento, la mayoría de todos nosotros, para ser más exactos, todos los que tengan más de 20 años y dos meses. Es decir, prácticamente todos nosotros, y muchos de nuestros hijos y algunos de nuestros nietos, hemos nacido en el siglo pasado. No puede hacer tanto tiempo.
Llevamos pues apenas unos pocos años y de momento no hemos hecho nada especialmente significativo comparado con lo que sucedía en esos primeros 21 años del siglo pasado. Ya, ya sé que todo lo lejano es por definición evanescente y que somos proclives a olvidar casi todo, sobre todo si no lo hemos protagonizado nosotros. Pero no deberíamos olvidar, especialmente cuando nos ponemos a filosofar (sobre todo esos filósofos de hoy, con cátedra en las universidades y editoriales que publican hasta sus apuntes sobre el aire) sobre el futuro inmediato y los cambios de paradigma; ni pensar que estamos construyendo nuevas catedrales, ni que nuestros pobres artistas de hoy serán Picassos o Leonardos de pasado mañana. La evolución es lenta, los logros son complicados y la vida por lo general dura.
Para aquellos que creen que vivimos al filo del fin del mundo recordarles que en 1918 se vivió en todo el planeta la pandemia conocida como la Gripe Española, con 40 millones de muertos y que como vino se fue, aunque aparecieron las primeras mascarillas, y se revivió una vez más (como hoy) ese miedo milenario de la humanidad por las enfermedades contagiosas, sin duda generado por la peste, que tanto ha conseguido en la medicina con la creación de vacunas. Pero la Gripe Española nunca tuvo vacuna ni tratamiento, nunca se supo ni su causa ni el por qué desapareció, aunque hubo un pequeño rebrote en el año 1919. Esta gripe, además de la primera pandemia del siglo XX, fue un avance de la mentira como información, ya que no se inició en España ni tuvo que ver nada con nuestro país. Pero siempre será recordada como “la española” gracias a un periodista inglés.…
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