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¿Qué nos ha pasado?

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Joseph Kosuth, One and three chairs, 1965

Esta es una pregunta que se hacen todas las parejas cuando ya las cosas pintan mal. Es decir, cuando se ha acabado la historia de amor que los unió, aparentemente para toda la vida. Pero inevitablemente llega un momento en que se preguntan qué les ha pasado, dónde fue esa pasión, esa atracción animal que no podían ignorar. El tiempo, se responden tristemente. La vida cotidiana, el aburrimiento. El tiempo y la monótona repetición de cada día. De cada noche. En el mundo del arte tanto la repetición como lo mínimo, definen corrientes estéticas, la performance (la acción) también… sin embargo últimamente tanto artistas como galeristas, coleccionistas, críticos, habitantes del mundo del arte me repiten sistemáticamente la misma pregunta ¿Qué nos ha pasado? ¿Qué ha pasado con esa ilusión que nos hacía recorrer el mundo para ir a una inauguración de una bienal, de una feria, de un artista? ¿Qué ha pasado con el arte, con la crítica, con las ferias, con las galerías, que han dejado de apasionarnos, que ya no nos movilizan, que ya, si, digámoslo de una vez por todas: nos aburren? Posiblemente sea el tiempo, la repetición, el hacer cotidiano lo inesperado. Posiblemente sea eso. Posiblemente también sea esta crisis que ha llegado y se ha quedado ya al parecer para siempre entre nosotros, haciéndonos a todos cada vez más difícil cumplir con nuestros deseos. Naturalmente es algo que sólo les pasa a los que llevan muchos años dedicándose al arte en cualquiera de sus posibilidades, no a los más jóvenes, a los que acaban de entrar en este territorio, todavía ilusionados con su propia pasión, todavía enamorados de tanta belleza, de una belleza cegadora que posiblemente sólo ellos sean capaces de ver.

Posiblemente todos hemos cambiado, y ahora el mercado está más en primera fila, y por eso las revistas han desaparecido

Las cosas han cambiado, y tal vez donde más evidente resulta es en las galerías de arte, que ya no son más esos lugares donde sucedían cosas, donde estaban los artistas, donde nos encontrábamos. Posiblemente todos hemos cambiado, y ahora el mercado está más en primera fila, y por eso las revistas han desaparecido o han quedado relegadas a un capricho de un editor resistente, de unos jóvenes caprichosos, trampolín para nuevos curadores, para viejos coleccionistas. Son otras cosas, y los críticos y los escritores se parapetan en blogs y webs de dudosa importancia y alcance inverosímil.…

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