Cuando en un ataque terrorista en el centro de Londres (o en Berlín o en cualquier otro lugar del mundo) mueren tres personas, la noticia aparece en las portadas de todos los periódicos del mundo, en todos los noticiarios, se escriben columnas sobre los héroes que han evitado más muertes, se nos ofrecen las biografías de los muertos y hasta se realiza una investigación sobre los policías que han abatido al terrorista, no sea que hayan exagerado en el uso de la violencia. Cuando en un solo año mueren 3.700 mujeres, redondeando, en un solo país (en este caso México) no pasa nada. Solo las estadísticas guardan ese número como las viejas que van a poner flores en las tumbas del pequeño cementerio de un pueblo abandonado, a todos los muertos, aunque no sean suyos. ¿Por qué 2 son más importantes que 3.700?
Los números no son iguales para todos, es otra de las desigualdades de la sociedad actual. No todos los muertos valen lo mismo. Detrás de esas más de 3.700 mujeres muertas (había redondeado hacia abajo) ni siquiera hay detenidos, ni juicios ni culpables, a veces ni un nombre. Lo mismo pasa con las decenas de mujeres asesinadas en España por sus maridos, amantes, novios, amigos e incluso por desconocidos que se encontraron al volver una esquina. Los nombres se acaban borrando, se olvidan, solo suman los números. Los nombres se olvidan de igual manera en Inglaterra (732 muertas en 2018), que en Alemania (147) o en Italia (145), igual que en esos países en que prefieren no contarlas, porque, realmente ¿para qué?
La sensación de que ya estamos a salvo, en casa… esa sensación solo es total si dentro de esa casa, de ese refugio, no está tu asesino
Según la ONU cada día mueren asesinadas un promedio de 137 mujeres en el mundo. En 2017 un total de 87.000 (supongo que también han redondeado, porque una mas o una menos…) mujeres fueron asesinadas, de las que el 50% lo fueron por sus parejas o familiares, el resto por esos desconocidos que el azar coloca en tu camino sin razón conocida. No cuentan en estas estadísticas las mujeres muertas y por lo general violadas (el orden de los factores no altera el producto aquí tampoco) en guerras por todo el mundo.
Yo soy mujer, y desde niña soy consciente de la bomba de relojería que es mi cuerpo, de que entre mis piernas hay un abismo por el que alguna vez podría caerme y llegar a la muerte.…
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