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Nostalgia

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Yevonde Cumbers Middleton, Madame Yevonde
Yevonde Cumbers Middleton, Madame Yevonde, 1935 / Foto: National Portrait Gallery de Londres

Al paso del tiempo lo que sentimos es nostalgia. Cada año, por estas fechas, sentimos la ausencia de todo lo que vivimos. De los buenos momentos pasados, de los amigos que ya no vuelven, de los seres queridos que ya no están con nosotros. Fechas de alegría y familia dicen que son las Navidades, pero se convierten en fechas que parecen despedidas. Fechas en las que todos quisiéramos estar lejos, como si alejándonos del lugar donde habitan los recuerdos nos liberásemos de la memoria, pero la nostalgia crece dentro de nosotros, no pertenece a ningún lugar mas que a nuestra mente. Y nosotros la hacemos visible con nuestras palabras y gestos, con las miradas ausentes y las lagrimas que, a veces, se escapan por una esquina de los ojos, vencidos todos los diques de la razón, sin la contención de la seriedad y la educación.

Nosotros alimentamos nuestras propias nostalgias con los álbumes de fotos, los objetos que guardamos como recuerdos, y ese gusto un tanto necrófilo por lo antiguo, por esas épocas en las que los besos sabían mejor y la luz era más limpia. Porque la memoria es como un Photoshop enloquecido.

El mercado también se alimenta de nuestra nostalgia y nos ofrece productos hechos ahora mismo, vacíos, pero con ese olor inconfundible del armario cerrado de casa de la abuela. Todos los remakes de nuestros héroes de la infancia (aún estoy esperando la película sobre Zarpa de Acero, mi superhéroe favorito) tienen esa finalidad: convertirnos en niños por un par de horas, hacernos sonreír ante lo inaceptable, olvidando nuestra ética, nuestro conocimiento y nuestro respeto por los demás. No importan los muertos, las ilegalidades, los micromachismos que haya en una película que nos recuerde a otras épocas. Porque en esas otras épocas el tabaco no estaba prohibido, los hombres eran maravillosamente protectores a la vez que machistas y las mujeres guapas y misteriosas.

Yevonde Cumbers Middleton, Madame Yevonde, 1935 FotoNational Portrait Gallery de Londres

Es el cine, es la literatura, es la música, es la nostalgia. Y volvemos a oír Across the Universe de los Beatles, o vemos la nueva bruja adolescente Sabrina y sus historias escalofriantes. O nos lanzamos a buscar la forma de ver Roma en un cine, aunque haya que cruzar el mapa terráqueo. Porque una película en blanco y negro apela directamente a nuestros instintos más básicos, y ya sólo por esa luz apagada y esos grises infinitos sabemos que estamos en el ayer.…

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