La capacidad visual no es cuestión solamente del ojo. Es el cerebro el que realmente nos hace ver una imagen, no sólo comprenderlo. Más allá de lo que creemos ver existe todo un mundo que no vemos, que se nos escapa a la mayoría. Sergio Larraín (Chile 1931-2012) fue un fotógrafo chileno que sería conocido como “el fotógrafo de Dios”, y que después de una brillante y corta carrera lo dejó todo para dedicarse a la contemplación, al yoga, la búsqueda de sí mismo, experimentar con LSD, pero antes sacaría sus miles de negativos de la agencia Magnum y los destruiría, intentando borrar su paso por el mundo, borrar unas huellas que tal vez podrían mostrar demasiado sobre él. Gracias a Koudelka podemos hoy conocer parte de su obra. Solo parte. Larraín es un fotógrafo mago, extraño y delicado. Elegante y culto, hijo de un famoso arquitecto y coleccionista, su vida estuvo llena de éxitos, en un devenir cadencioso que finalizaría demasiado pronto para apartarse de las miradas de todos. Pero las huellas casi nunca se pueden borrar, aunque a veces las perdamos y nos despistemos en la búsqueda.
En la década de los 60, en una breve estancia de tres meses en París, Larraín realizaría, como de costumbre, cientos de fotografías en la calle, muchas de ellas en Notre Dame. Al revelarlas descubriría en una de ellas algo que no vio cuando disparó, algo que a pesar de elegir el encuadre, enfocar y mirar a través de la lente no llegó a ver, pero que igualmente plasmó en la fotografía. Detrás, muy al fondo, una pareja hacía el amor en pleno día, en la calle, a la vista de todos aunque sin ser vistos por nadie. ¿Por nadie?
En algún momento Larraín le contó esta historia a Julio Cortázar, y el escritor seducido por la historia escribiría un cuento: Las babas del diablo, inspirado en la foto de Larraín. Pasados los años Michelangelo Antonioni realizaría una de las obras maestras del cine, Blow Up, basada en el cuento de Cortázar basado en la foto de Larraín, basada en una imagen que el fotógrafo no vio cuando hizo la fotografía.
La fotografía, como el cine, como tal vez el arte, tiene algo inexplicable, magia, ese es su mayor atractivo
Todo sucede detrás de la imagen que vemos, que actúa como un escudo, una distracción para que no veamos lo que realmente importa.…
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