Se acaban de fallar, una vez más, los Oscars de Hollywood, la fiesta mayor de la cultura norteamericana, más exactamente de Estados Unidos. El cine es conocido como el séptimo arte, un arte que nace posteriormente a la clasificación del siglo XVIII realizada por Batteux para nombrar al conjunto de las principales artes y usos técnicos y unificar las numerosas teorías sobre la belleza y el gusto. Esas bellas artes fueron originalmente la danza, la escultura, la música, la pintura y la literatura, después se añadiría la arquitectura y la elocuencia, que se eliminaría posteriormente. Finalmente es en 1914 con la publicación del ensayo Manifiesto de las siete artes de Ricciotto Canudo cuando el cine es denominado como el séptimo arte. El cine es la bella arte más joven, la más reciente y sin duda la que más brilla en este siglo XXI, al igual que lo hizo en el siglo XX. Pero además de una de las bellas artes es una de las más ricas industrias, y es una de las escasas, por no decir la única, bellas artes que pueden denominarse un gran negocio. Miles de millones anuales lo ratifican, y también es la más mediática, la que más brilla. Todos podemos decir al menos una decena, la mayoría muchos más, nombres de actores, directores y, por supuesto, películas que hemos visto. Porque todos consumimos este séptimo arte. Algo que no se puede decir que hagamos con los otros seis en la misma forma, ni en la misma medida.
La entrega de los Oscars viene a ser en Estados Unidos lo que la entrega de los Premios Nacionales de la Cultura en España, el reconocimiento a los más destacados del año en el sector cultural. Con la diferencia del lujo y el glamour que rodea a los premios del cine. De alguna manera cada país (España con los Goya, Inglaterra con los Bafta, Francia con los Cesar, etc.) intenta seguir la estela de los premios de Hollywood, claro que con menos lujo, menos glamour y menos dinero, pero con una pretendida calidad añadida que no se entiende muy bien cuando los premiados son prácticamente los mismos. Además es el único arte en el que el público es considerado. Tal vez por su faceta de industria. Pues mientras el público en el arte actual es algo insignificante, y en la danza ya ni digamos, en el cine el público somos todos.…
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