Se ha escrito y se ha hablado mucho del papel social, de la influencia del arte en la sociedad. Siempre se ha buscado detrás de ese afán un intento ideológico, el arte como adoctrinamiento, la cultura como cartilla de racionamiento de ideas y objetivos. Por eso siempre ha fracasado cualquier tendencia, cualquier escuela artística, creativa, vinculada unidireccionalmente con cualquier ideología: el tiempo la ha convertido simplemente en un documento histórico y nada más.
La realidad es mucho más sencilla, como casi todo: la cultura, el arte, la creación, influye en la sociedad porque forma parte de esa sociedad. Influye de forma diferente a diferentes personas, con diferente potencia según la sensibilidad de cada uno, con desigual vigor y diferente huella según la necesidad, la fragilidad, la seguridad… según la personalidad de cada uno.
Pero hay que tener claro que la sociedad somos nosotros, todos nosotros
También tiene mucho que ver, naturalmente, la posibilidad de acceder a la cultura en sus diferentes niveles y aspectos. Y esa parte, la de accesibilidad, si que tiene mucho que ver con la ideología, con eso que cotidianamente se llama política, cuando realmente, la política –histórica y etimológicamente– debería ser la dirección y organización de la polis, y no lo que conocemos hoy en día, eso que hacen e imponen unos políticos alejados de la cultura y de la sociedad real. Pero hay que tener claro que la sociedad somos nosotros, todos nosotros.
Naturalmente hay muchas formas de entender la cultura y por desgracia en los últimos años, se ha relacionado excesivamente la cultura con una determinada clase social, con el dinero e incluso con el lujo, con las tarjetas VIP, con la capacidad adquisitiva. Para muchos la cultura es un mercado en el que todo se compra y se vende y, desde luego en una sociedad en la que el dinero lo define todo, la cultura y sus protagonistas no pueden, no podemos, pensar que somos ajenos a ello y que vivimos en otro mundo. Pero desde luego la cultura no es el mercado, igual que el arte no es una feria.
En momentos de crisis conviene saber todo esto, y conviene saber que la palabra clave de la cultura es participación
En momentos de crisis conviene saber todo esto, y conviene saber que la palabra clave de la cultura es participación. Y que la palabra clave de la política es sociedad. Y aunque nuestro anónimo lector viva en una sociedad que no esté en crisis debe saber que ese estatus de bienestar es pasajero y que la vida, de alguna manera, está siempre al borde de la crisis.…
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