Hace demasiado tiempo que se viene ensalzando y aplaudiendo a una juventud que todavía no ha demostrado nada. Sí, ya sé que son la base del consumo… ¿De verdad? Yo creo que sus fabulosas zapatillas de marca, los auriculares que cuestan más que un viaje a Nueva York, y esa ropa horrorosa que viene de Australia o Japón y que resultan ser más caras que Prada o Chanel no se las pagan ellos sino sus padres e incluso sus abuelos. Hasta que se cruza el umbral de los 35 años (y eso con mucha, pero que mucha suerte), los jóvenes no empiezan a trabajar y mucho menos a tener un sueldo fijo que les permita esos lujos.
Propongo, personalmente, que este año nos fijemos un poco más en los viejos. Y especialmente en las viejas, porque resulta que cada vez veo más viejas maravillosas. Mujeres que han vivido una gran parte del siglo XX, sus sorpresas, sus pandemias, sus guerras, sus crisis, que han vivido unas vidas azarosas, que muchas han tenido que cambiar de país, mantener a sus familias. Ellas han sido las que hicieron libremente el amor antes que nosotras y mucho antes que nuestras hijas, quemaron sus sujetadores, se fumaron un porro (o algo más) y levantaron los adoquines de las calles de París con sus uñas, buscando una playa que nunca apareció. Y hoy con 70, con 80, y con más años ahí están luchando por conseguir desenterrar a sus padres que siguen enterrados en las cunetas y los campos españoles desde hace ya 90 años. Y mientras tanto se casaron, parieron, trabajaron, nos criaron y nos cuidaron, nos quisieron.
No son esas sombras que nos han enseñado en las residencias durante el último año, son esas personas que dijeron que no, que este año no querían salir, no querían ver a sus hijos ni nietos, que ya habría tiempo. Tiempo, que ya habría tiempo… y lo decían claro y firme, con tranquilidad. Nos han dado muchas lecciones esas maravillosas viejas, las que aún viven solas o tienen que cuidar a sus maridos. Viejas como torres, firmes, que lo han resistido todo, guerras y miserias, dictaduras y machismo e injusticias, muchas desde que nacieron.
En medio de un torbellino en el que ellas resisten, como han resistido siempre al acoso, al desprecio, al odio, a las dificultades que les originaba simplemente su sexo
Esto lo pensaba hace unos días, el año pasado que dicho así parece mucho más lejos, el 30 de diciembre, cuando Patricia Lee Smith (Patti Smith) cumplía 75 años.…
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