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La familia Ramer en 1945

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Mike Disfarmer. Loui and Alma Ramer with their daughters Lucille, Avonell an Faye. Vintage gelatin silver print, ca 1945-6.

La fuerza de una imagen supera el paso del tiempo, la verdad es que el tiempo puede convertir una imagen vulgar y anodina en algo que te hace pensar, que te impresiona, algunos incluso piensan que se puede convertir en una obra de arte.

Aquí tenemos a la familia Ramer, fotografiada en 1945. Hoy su imagen sirve como tarjeta de invitación a la exposición que en el museo de fotografía de Amsterdam (FOAM) dedica a la fotografía vintage de diversos estudios de fotografía entre ellos el Disfarmer (*) de Herber Springs, en Arkansas, Estados Unidos. Loui Ramer, vestido de uniforme (seguramente un soldado americano más en la II Guerra Mundial) aparece en una típica foto familiar junto a su mujer Alma y a sus tres hijas: Lucille, Avonell y Faye. La foto nos dice claramente que estamos ante una familia humilde, que se presentan en el estudio del fotógrafo seguramente con sus mejores ropas, pero que a pesar de eso no pueden disimular la crisis por la que está pasando en ese momento la sociedad. Una familia tal vez de granjeros que con el hombre en el frente, lucha por sobrevivir a una guerra que cambiaría el mundo. Es un grupo triste, la cara de Alma refleja cansancio y la dureza del trabajo en el campo; Loui seguramente más joven de lo que parece, tiene esa mirada perdida del que no puede disponer de su propio destino. Un hombre curtido, alejado de su vida y de su familia por una guerra de la que tal vez nunca volvería. Las tres niñas mantienen una mirada entre escéptica y aburrida. Lucille, la mayor, la única que lleva reloj como atributo de su jerarquía familiar, la más seria y responsable, ya asoma al mundo de los mayores, seguramente madre suplente de las dos pequeñas, la única ayuda de su madre en la casa, la referencia de sus hermanas pequeñas. El peso de la responsabilidad y el agotamiento de un modelo de vida rural, de pueblo ínfimo, asoma en su rostro. Seguramente Lucille se fue a la ciudad poco después de la adolescencia, o tal vez no, tal vez se casó antes de los 20 con algún joven granjero de la zona, para, huyendo de su casa, repetir la misma secuencia de hechos y penalidades. Avonell y Faye se integran al grupo familiar apretadas, formando un sólo cuerpo, son las pequeñas, las que todavía pueden jugar pero ya son sensibles a la tristeza de un hogar incompleto, a la falta de alegría del entorno; solamente en su mundo particular, de juegos y sueños tal vez imposibles, estas dos niñas pueden ser realmente niñas, habitantes de ese mundo ideal que debería ser la infancia de todos los niños.…

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