Últimamente parece que nadie es responsable de lo que ha sucedido en su entorno. Nuestros hijos son unos ágrafos, por lo general malos estudiantes y que esperan vivir bien sin trabajar… pero como padres no nos sentimos responsables, la culpa es de la sociedad. Nuestros políticos son un desastre, un atajo de corruptos, pero nosotros no tenemos la culpa aunque les votemos cada vez que hay elecciones aún sabiendo que van a aprovecharse de nuestros impuestos para amasar sus fortunas. La culpa es del cha-cha-chá. Lo mismo sucede en el mundo de la cultura, si no se compran libros nadie se plantea que, tal vez, sólo tal vez, es que los autores y las editoriales no consiguen interesar al lector, y tal vez, sólo tal vez, deberían fijarse en que sigue habiendo autores que arrasan en cada nuevo título que publican, y no me refiero a esos best-sellers tan mediáticos que se leen sin dejar rastro detrás de ellos. No hablo de dinero, sino de cultura. Y sobre todo hablo de responsabilidad.
Habría que pedir responsabilidades a los que formando parte de un jurado de expertos nombran directores de museos que luego no funcionan
Todos tenemos responsabilidad en lo que hacemos y en lo que no hacemos.
Habría que pedir responsabilidades a los que formando parte de un jurado de expertos nombran directores de museos que luego no funcionan, no cumplen lo prometido, y más aún habría que pedir cuentas a esos directores que dirigen museos vacíos de público, con programaciones incomprensibles y que nada o poco tienen que ver con las ciudades, los públicos y las sociedades en las que están situados. No se trata de exponer murcianos si estamos en Murcia, sino de tener una programación coherente, posible y que pueda interesar al público. Se trata de tener unas actividades coherentes con la programación y consigo mismas, no de llenar el programa con un aluvión de ofertas, se trata de incentivar el interés, de activar la pasión por el arte, la curiosidad.
No ha sido por dinero, ha sido por decisiones políticas, y de esto hay siempre responsables
La culpa de todo este desbarajuste, de este panorama desértico no la tiene solamente el dinero, la falta de él, ni el miedo a no tener ese dinero. Ni las presiones políticas, que las hay y de todos los colores. Lo he escrito muchas veces ya en este mismo lugar: en España se han cerrado, o se han anulado, borrado, museos que funcionaban bien, con presupuestos mínimos, que tenían público fiel, seguidores y contenido.…
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