Aparentemente el arte contemporáneo es un territorio de innovación, de curiosidad, un campo abierto a la experimentación, donde no hay discriminación por color, sexo o religión. Aparentemente. La realidad es que el número de mujeres que están presentes en los puestos destacados de los récords de ventas, en las salas de museos e incluso entre los premios más destacados es infinitamente inferior al de hombres. No sólo como gestoras, curadoras, o puestos de responsabilidad, ocupados masivamente por hombres, sino sobre todo en el papel de artistas. Curiosamente el rol más “aparentemente” libre es el que está más estabilizado en unas estadísticas que después de dar un gran salto en los años cincuenta del siglo pasado se ha vuelto a reordenar como siempre: muchos hombres y pocas mujeres, sobre todo en los primeros puestos. Pero si en el tema de discriminación por sexo todavía las Guerrilla Girls pueden seguir afirmando que las mujeres, para entrar en un museo, deben estar desnudas, es el asunto racial y económico el que define las grandes diferencias.
Con dinero una mujer, un negro o un maorí pueden ser quien y como quieran…
Vamos a ser claros: yo creo, junto con mi antiguo amigo Karl Marx, que todas las diferenciaciones sociales están definidas por la capacidad económica, por el dinero, y que tienen más cosas en común un rico inglés y otro senegalés que un pobre inglés y un rico inglés (o un pobre senegalés con su respectivo compatriota rico). Que el sexo, la raza o la religión son temas para ocultar la dureza del poder del dinero. Con dinero una mujer, un negro o un maorí pueden ser quien y como quieran… sin dinero incluso un hombre blanco alemán y católico va a tener muchos problemas para cualquier cosa (si es mujer negra y musulmana, seguramente tendrá más, en todo caso). En arte esto es evidente, porque si no hay mujeres se puede decir que los negros que triunfan como artistas son bien pocos, los árabes menos, los mongoles prácticamente ninguno, los asiáticos escasos…. Y todos ellos viven o trabajan en capitales como Berlín, Nueva York, Londres o Madrid….Los artistas turcos, egipcios, sirios, albaneses, rumanos (¿existen?) son ignorados por los grandes centros de opinión artística, los vietnamitas, camboyanos, birmanos… igual, y toda África, una de las zonas con peor administración de la riqueza, es un absoluto agujero negro (y no es broma) en el panorama artístico internacional.…
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