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Galerías Preciados

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Gillian Wearing. Everything is connected in life..., de la serie Signs that Say What You Want Them To Say and Not Signs that Say What Someone Else Wants You To Say, 1992-1993.

Perdón por el chiste fácil, pero la palabra galería tiene demasiadas connotaciones (y si no vayan a Google y pregunten), y esta tiene más que ver con una galería de arte, con esas galerías preciosas que hoy apuntan más a la economía precaria y se conforman con un look mínimal, más pobre, nada de grandes escaparates, nada de muebles de diseño (y que se vea el ladrillo de obra que queda más neoyorquino), ahora ya no en el barrio lujoso de Salamanca, ni siquiera en el 004 venido a más. Ahora todas, o casi todas, porque no va a haber calle para tantas, se van a Lavapiés, barrio pobre de emigración y fusión racial, en el que brilla el Reina Sofia por un lado y por otro, sobre todo, la Galería Helga de Alvear, auténtico poder económico y artístico del momento en España.

Donde La Casa Encendida junta a Louise Bourgeois con cursos para aprender inglés, mercado justo… un centro cultural multiusos y abierto a los que tienen necesidad de cultura y realidad. Unos metros más abajo, unos baños públicos, donde los sin casa se pueden asear a un módico precio: eso está aún más cerca de la realidad. Son calles en las que no se puede aparcar y en las que nadie se imagina al coleccionista rico, con la señora envuelta en visones, pasear de galería en galería… No importa, esos compradores son hoy por hoy tan escasos, que las ventas (eso dicen los galerista que emigran a esta zona hasta ayer lumpen) se hacen en las ferias, en el extranjero, casi de milagro.

En la calle apenas un cartel nos avisa de que ese local es una galería, los nombres si están son tan pequeños, tan discretos, que ni se ven

Pero no por las dificultades las galerías cambian sus hábitos. En la calle apenas un cartel nos avisa de que ese local es una galería, los nombres si están son tan pequeños, tan discretos, que ni se ven. Entras en una galería porque sabes, son ya muchos años de práctica, que es una galería, por los rastros, porque sigues al grupo (formado por críticos, artistas, algún galerista de visita, amigos y conocidos todos en fin), nadie más se suma a la comitiva que llama la atención en un barrio que tendrá que acostumbrarse a la gafapasta y al negro, a los labios rojos y los tacones altos, al mundillo del arte actual.…

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