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Fronteras

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Robert Davies, David Beckham, England vs. Argentina, 1-0, 2002

Estos días se habla mucho de fronteras. De fronteras y de fútbol. Y como el fútbol es un deporte, algún columnista se ha lanzado a considerar que el Mundial de Fútbol, como una Olimpiada Griega, es un territorio libre de conflictos, una zona de paz. Las cosas no son tan bonitas como se puede hacer creer. El mundial de fútbol es una reunión de señores millonarios y de otros pocos que quieren llegar a serlo, y de unos pocos más a los que les gusta el fútbol. Todo ello en reuniones abiertas a un público compuesto en una mayoría vergonzante por gente que se gasta lo que no tiene para ir a ver como unos ganan y otros pierden, gritar, emborracharse y pasear envueltos en banderas que si nunca significaron mucho en estas reuniones fútbolísticas no significan absolutamente nada. Las noticias están llenas de datos, informaciones y comentarios sobre los mundiales, como si fueran algo más que un juego en el que bailan los millones como el sudor y los balones. Los emigrantes, los barcos llenos de “carne humana” (como dijo el primer ministro italiano Salvini) siguen rescatando a miles de personas que huyen del terror hacia lugares que ellos ven como el paraíso pero que sólo son nuestros países, más ricos, pero no lo suficiente. Contra ellos se dice que son extranjeros que vienen a quitarnos nuestros trabajos y a delinquir, a robarnos. Bueno, en eso se puede trazar un nexo directo con el fútbol: muchos de los jugadores más ricos de Europa son extranjeros, vienen de otros países, les quitan el trabajo a jóvenes nativos y desde luego nos roban evadiendo impuestos, no pagando a Hacienda y con otras lindeces que aprenden enseguida, si es que no vienen ya de origen.

Las fronteras las marca el poder, el que puede; las define la diferencia, de raza, de religión y de clase. Nada más. A Salvini se le olvidó detallar que esas personas que recogen en el mar a punto de morir es “carne humana de pobre”. Pero en muchas ocasiones esas fronteras temibles e imposibles de sobrepasar para muchos no existen para otros, y eso se ve claramente en este mundial. En cada partido podemos sorprendernos con la mezcla maravillosa y a veces incomprensible de sus alineaciones. Por ejemplo el equipo nacional de Suiza presenta jugadores de 12 países que se han nacionalizado o han nacido en Suiza, con el consiguiente abanico de nombres y de colores.…

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