Con el cierre de la feria de Art Basel cada año se cierra simbólicamente la temporada artística. Es cierto que la vida sigue, incluso las exposiciones continúan. También es cierto que, en España, con el calor, la actividad se desplaza y las actividades también. Las Universidades de verano, los cursos de todo tipo desperdigados por las ciudades de veraneo tradicionales se multiplican. Las vacaciones cierran galerías durante semanas y, aunque estén abiertas, realmente el movimiento se va decelerando hasta la calma total cuando los termómetros marquen sus cifras más altas.
Convendría hacer repaso de una temporada que ha sido especialmente dura, no sólo a causa de la crisis económica sino de la debilidad ética y programática que ha derivado de esa falla económica. Habría que hacer reflexión de lo propio y de lo ajeno. De lo propio, por ejemplo, cómo hemos enfrentado este tiempo de carencias económicas, cómo afrontamos una situación institucional cada vez más debilitada desde la iniciativa privada… de lo ajeno habría que hablar más ya que es más extenso. Pero deberíamos repasar la situación del arte actual español, sus nombres y sus ofertas, su actividad dentro y fuera del país; la aparición de un asociacionismo que si en unos casos es evidentemente necesario y funcional en otros se ha convertido en una suerte de club privado de los más privilegiados. De la actitud del Ministerio de Cultura y del AECID con ciertos personajes y ciertos proyectos del panorama español.
Hay muchas galerías que atraviesan un auténtico desasosiego, son muchas las que deben a sus artistas desde hace años y no se sabe cuando podrán liquidar sus deudas
Habría que mirar en algún momento, también, hacia el cada vez más deprimido sector galerístico. Revisar su funcionamiento y comprender que su debilidad no sólo se encuentra en la falta de dinero de las instituciones que hasta ahora les venían, más o menos, comprando y apoyando, sino muy especialmente en la ausencia de una clientela privada y deseablemente internacional. Hay galerías cuyo problema mayor puede ser que no le admitan en esta o en aquella feria, pero para otras, para muchas, sus problemas son mucho más cotidianos como el pago del alquiler, saber si la próxima temporada abrirán sus puertas. Hay muchas galerías que atraviesan un auténtico desasosiego, son muchas las que deben a sus artistas desde hace años y no se sabe cuando podrán liquidar sus deudas. Muchas las que ya son “one man show”, es decir que está sólo el o la galerista sin un pobre becario que le ayude a llevar la agenda.…
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