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Elogio de lo pequeño

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Yoshihiro Suda , Palais de Tokyo, Paris, 2004.

En tiempos de miseria es cuando más lujo nos encontramos. Tal vez sea para demostrar que no todos son heridos por el rayo de la crisis de igual manera. Así es ahora cuando los museos son más grandes, cuando los auditorios son más grandes… todo es más grande, los puentes, los bancos, las oficinas, los despachos de los ministros, hasta las librerías son más grandes. Y la pregunta es por qué son más grandes cuánta menos gente va, cuando menos se vende, cuando menos importan a nadie. Claro que la corrupción también es más grande, el desapego a las instituciones, a la política, el aguante es también más grande. Hasta los presupuestos son más grandes aunque ya no den para nada.

Un amor pequeño pero tierno, apenas una suave caricia, es mejor, está más al nivel de las posibilidades de la realidad

Yo quiero hacer un elogio de lo pequeño, incluso de lo ínfimo. Del microrrelato al evento mínimo, de las iniciativas pequeñas, acogedoras, humanas, de la obra de arte a medida del ser humano y no de las salas de los museos de Estados Unidos. Porque no vivimos en casas de 200 metros cuadrados. Prefiero el haiku a la epopeya, sobre todo ahora que ya no hay epopeyas sino tragedias, eso sí, enormes. Cuando alguien nos dice que nos ama más que a nada o a nadie, que su amor no tiene límites… es el momento de sospechar. Esos amores son fogonazos en el cielo, rayos sin trueno. El amor desmesurado es solamente papel mojado. Un amor pequeño pero tierno, apenas una suave caricia, es mejor, está más al nivel de las posibilidades de la realidad. Claro, que los cuentos de hadas acaban siempre bien… o tal vez sólo acaban antes de que la realidad entre en ellos.

Visitando galerías en estas semanas de aperturas, weekends y demás títulos que se pueden traducir todos por: ya hemos vuelto de las vacaciones dispuestos a intentarlo otra vez, me encuentro con algunas galerías claramente desproporcionadas no sólo con la calidad de lo que exponen (ojo, no con sus precios) y evidentemente en contra de la propia realidad del mundo del arte actual. Galerías más grandes que algunas kunstvereins alemanas, más grandes que la mayoría de los centros culturales, y me asalta la pregunta de por qué son tan grandes; parecen shoppings centers sin nada que comprar, sin bar y sin servicios, incluso sin parking.…

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