anterior

Ella

siguiente
Tierney Gearon, Untitled, serie Alphabet Book
Tierney Gearon, Untitled, serie Alphabet Book, 2013

Hace unos días un amigo tuvo su segunda hija, Julieta. Dos hijas, dos niñas, dos mujeres. Julieta todavía no es consciente de que viene a formar parte de ese más de 50% de la población mundial, pero sus padres y todos nosotros sí somos conscientes de ello, o al menos deberíamos de serlo. Nacer mujer es nacer con un estigma, con una maldición en la gran parte de los pueblos de la tierra. Porque no solo es que ganemos menos por el mismo trabajo que ese menor porcentaje de hombres que nacen cada día. Es que valemos menos. Todavía es fácil oír, incluso en esas sociedades llamadas desarrolladas, frases de consuelo por ser padre de una niña, “bueno, sois jóvenes, la próxima será un chico”. Un hombre, dentro de las familias, también vale más que una mujer, no sólo pasa en el mundo laboral. Tener una hija está bien porque te garantizas que en la vejez alguien te cuidara. Yo también tengo dos hijas, dos mujeres, y he tenido que aguantar todo tipo de opiniones, desde “qué pena, ya no tendrás ningún hijo importante”, hasta “está bien que tengas niñas, ya que tu hermano ha tenido niños”. Las mujeres seguimos siendo hijas de segunda calidad, también. Y eso si tienes suerte de no nacer en países como China que solo permiten un hijo, y donde muchas niñas mueren al nacer, a la espera del varón que tal vez llegue la próxima vez. O en la India, donde las mujeres, las niñas, apenas valen más que para satisfacer a los hombres.

Seguimos siendo invisibles, y aunque ahora se hacen películas, se escriben libros y exposiciones sobre esas mujeres que en su día fueron invisibles, parece que nadie se da cuenta de que seguimos siéndolo, y no es sólo por cobrar menos por hacer lo mismo, es por el desprecio generalizado de una sociedad que entiende que si hay un trabajo ese debe de ser para el hombre. En una sociedad que sigue pensando que la mujer está mejor dotada para la enseñanza que para la investigación, para las letras que para las ciencias. Que la mujer debe de ser guapa y atractiva, sumisa y callada, mientras el hombre valiente, atrevido, fuerte. Hay que recordar que hay hoy en día más universitarias que universitarios, que las mujeres están mejor preparadas que los hombres… aunque no lo puedan demostrar. Pero el gran éxito social de una mujer sigue siendo casarse bien y tener hijos, al menos un varón.…

Este artículo es para suscriptores de EXPRESS

Suscríbete