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El mercado del arte en Kenia

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Keith Haring

El mercado del arte contemporáneo en Kenia está fatal. Tampoco se podría afirmar que este mercado esté en un buen momento en el resto de África, ni siquiera en gran parte de Europa. Lo mejor sería saber a qué nos referimos cuando hablamos del mercado del arte, y aún más específicamente del mercado del arte contemporáneo, del actual. Así evitaríamos un alto grado de ansiedad. Podríamos empezar hablando del mercado del arte a través de las galerías de arte, que se supone que es el canal más lógico y habitual en el comercio del arte que se produce hoy en día.

Las informaciones de precios récords en subastas y también de la cantidad extraordinaria de ventas realizadas en ferias, al menos en algunas ferias, puede dar esperanzas a artistas y galeristas, unas esperanzas por lo general infundadas. La verdad es que de lo que se debería hablar es de que el mercado del arte esta controlado por una decena de galerías de arte en el mundo; esas galerías que se han convertido en multinacionales y tienen sedes en Nueva York, Hong Kong, París…. Y, por supuesto, de dos o tres casas de subastas que, con cuatro sesiones, una por temporada, baten récords en otoño, invierno, primavera y verano. Fuera de eso… Fuera de eso, vender un cuadro, una foto, algo, lo que sea, se convierte en una labor extraordinaria, que se suele conseguir con las agendas adecuadas a nivel local: los entre 10 y ningún coleccionista local que puede haber en un país como España.

La verdad es que de lo que se debería hablar es de que el mercado del arte esta controlado por una decena de galerías de arte en el mundo

Claro que cada país es un ecosistema específico. No es lo mismo Bélgica que España, ni Finlandia que Portugal. Son diferentes no solo en renta per cápita, sino en nivel de información, educación y cultura, y especialmente en la experiencia social. Hay países en los que el bienestar social y la estabilidad política, es de una duración y equilibrio envidiable por todos los que lo vemos de lejos. Donde no es el odio ni la corrupción lo que mueve los cambios políticos, sino la búsqueda ideológica, diversa, de un objetivo social similar: bienestar y riqueza. Es decir, no se trata solo de países ricos (España es suficientemente rica para tener coleccionistas), sino de países que tengan una tradición cultural y comercial basada en el equilibrio y bienestar, una tradición de consumo cultural y creación patrimonial… Vamos, que no se lo gasten todo en un lujo de brillo y exceso sino en cultura y bienestar.…

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