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El hombre que desapareció

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Cézanne

Paul Cézanne, Still Life with Bread and Eggs, 1865

Personalmente no tengo ni idea del aspecto que Paul Cézanne podía tener a los 26 años. Los artistas de otras épocas, incluso muchos de los actuales, no tienen cara ni para los estudiosos del arte, ni siquiera para los que conocen su obra. Conocemos las obras y podemos distinguir no solo a un artista de otro similar, de la misma tendencia, época y estilo, sino también distinguimos las diferencias de las distintas etapas de su vida. Pero si nos cruzásemos por la calle con cualquiera de esos artistas cuya obra conocemos a la perfección, no les reconoceríamos, y menos aún si fuese su versión de juventud. La verdad es que, hasta tiempos recientes, seguramente hasta Salvador Dalí, los artistas plásticos, a pesar de hacerse infinitos autorretratos, no pretendían ser personajes populares, famosos. Querían ser reconocidos por su obra, y por su nombre, por su prestigio, en los grupos de poder económico, político y social, de donde les podían venir los encargos o las compras. Casi siempre el artista ha tenido un escudo en su representante, en su marchante, en su galerista, incluso en los críticos y/o los coleccionistas, los directores de museos, hasta en sus parejas, que les han defendido y protegido, que les han aislado de la gente. Su propia obra pone distancia entre ellos y sus espectadores. Como si se escondieran detrás de las estatuas, detrás de las cortinas de las salas de los museos para ver cómo reaccionamos frente a sus obras, sin que ellos tengan que explicar ni contar nada.

Siento como que el artista plástico esta siempre examinándose ante un público que no entiende nada

Porque en la pintura, y por supuesto en la fotografía (tal vez menos en la escultura, que como dijo Ad Reinhardt “es aquello con lo que tropezamos en los museos cuando vamos para atrás para tomar distancia y ver mejor un cuadro”), siempre hay que explicarlo todo: qué significa, si se tardó mucho en realizarlo, si es solo lo que vemos o hay algo más, una segunda lectura, si lo hizo él realmente o fue un ayudante, si costó mucho, por qué pintaba bodegones, o si los retratos eran de encargo, ¿eran así realmente los príncipes, los santos…?  Siento como que el artista plástico esta siempre examinándose ante un público que no entiende nada. Tal vez por esto, entre otras cosas, hasta Dalí, los artistas se escondían, desaparecían detrás de sus obras, para poder ser aburridos, felices, para ser simplemente ellos, para tener cualquier tipo de vida.…

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