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El dolor ajeno

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ai weiwei

Gao Yuan, Ai Weiwei, 2012

Tal vez no sea la intención de muchos artistas, tal vez tampoco sea realmente la intención de tantos fotógrafos de prensa, documentalistas… Pero la realidad es que el arte juega con demasiada soltura con el dolor ajeno. Se supone que el objetivo de enseñar los cadáveres destrozados (una mano allá, un zapato aquí, cerca un pedazo que parece un cuerpo, apenas se distingue de los cascotes…) es demostrar el horror de la guerra, o del terrorismo. Pero las matanzas son simplemente matanzas.

No es necesario que nos enseñen esos cuerpos desollados, esas cabezas cortadas, para que sintamos la sangre cerca, el olor de la muerte, para que sintamos el dolor y la desolación de sus padres, de sus hijos, de sus mujeres. No hace falta, y además no queremos verlo. No queremos verlo otra vez, ni que nos lo cuenten otra vez. Y no es por asco, ni por querer olvidar, es por pena, es por vergüenza y es, sobre todo, porque nos duele ese sitio en el pecho en el que dicen que está el corazón. No queremos sufrir más que lo inevitable, y créanme que lo inevitable ya es mucho.

Escribo este texto desde México, donde los muertos cuelgan destrozados de los puentes, y es posible (porque así sucede) que en una sala de fiestas unos sicarios entren y arrojen a la sala de baile cinco cabezas cortadas, o que encuentres a las puertas de tu casa unos paquetes perfectamente envueltos que son (ya lo sabemos nada verlos) pedazos de cuerpos que fueron hombres. Las fosas comunes aparecen a cada paso con miles de cuerpos de desaparecidos, que son mil, cuatro mil, siete mil, veinte mil… demasiados miles.

Entre esos miles de desaparecidos están 43 alumnos de maestro que al parecer por equivocación fueron desaparecidos –levantados, una noche de 2014 en Iguala–. Unos dicen que por la policía local que los entregaron a un cártel, otros aseguran que acabaron incinerados en los hornos de un cuartel cercano del Ejército Nacional… son 43 desaparecidos entre miles de nombres y caras pero su caso ha tenido un eco mediático que, en la lucha por todos los demás, les ha convertido en símbolo.

Tal vez el dinero gastado en esta exposición hubiera sido más útil para ayudar a una investigación que se frena cíclicamente por la falta de medios

Estos 43 desaparecidos han aparecido por unos meses en las salas del MUAC, del Museo de Arte Contemporáneo de la UNAM, la Universidad Autónoma de México.…

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