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El doctor Livingston, supongo

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Henry Stanley y el doctor Livingston.

Siempre me ha parecido maravilloso que el explorador Henry Stanley cuando el 10 de noviembre de 1871 entró en una aldea Ujiji, (junto al lago Tanganika, en lo que hoy es Tanzania), al ver a un hombre blanco, al que no conocía de nada, le hiciera esa famosa pregunta retórica que se ha convertido en un hito de la narración: “¿El doctor Livingston, supongo?”. Le reconoció a primera vista, sin conocerle de nada y con la información de que ese doctor desaparecido hace más de cinco años ya se había dado por muerto. Le vio y supo quién era. Hoy esto es imposible. Ni con fotos ni con ADN. No podemos reconocer y nombrar a un director para un museo de arte contemporáneo si un comité de expertos internacional no nos lo presenta. Ahora mismo hay en España cuatro centros de arte (*) sin director o con directores en funciones, y no es una cuestión de días ni de semanas. De hecho el recientemente destituido director del MACBA tendrá que seguir en su puesto hasta que en unos cuantos meses (sí, meses) se convoque el concurso, se elijan a los jurados, se reúnan y hagan una selección previa de la que salga el ganador. El CGAC lleva ya recorrido casi la totalidad de ese viaje y todavía, entre los cinco finalistas, nadie reconoce al doctor Livingstone, claro que entre el jurado no está Henry Stanley. Con lo fácil que sería buscar entre los socios de la ADACE (Asociación de Directores de Arte Contemporáneo de España, supongo) que no dirigen ya ningún museo.

No quiero que estas líneas se lean como una crítica a ese código tan deseado y tan fallido conocido como el “Código de las buenas prácticas artísticas”, por el cual todo director de museo será elegido por concurso entre expertos. Me parecería una fórmula excelente, si su aplicación estuviese fuera de dudas, cosa que evidentemente no es así. Con las buenas prácticas pasa como con las religiones: todas son buenas, si se cumpliesen sus leyes y mandatos, pero por desgracia vemos que ni sus iglesias ni sus fieles, y mucho menos sus fanáticos, las cumplen y a veces ni las conocen. Tampoco me estoy “metiendo” con ningún director actual o ya cesado, entre otras cosas porque sólo sirve para que se castigue al mensajero, para que se enfaden algunos amigos y para que nadie me vuelva a llamar para formar ningún jurado.…

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