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Desastres

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Chris Jordan, Remains of a home, 2005
Chris Jordan, Remains of a home, 2005

Una de las frases que más me gusta repetir y que me sirve para casi todo es la que dijo Antón Chéjov: “El arte se divide en dos bloques: el que me gusta y el que no”. Después de toda una vida leyendo de arte, teoría, estética, escuchando a eruditos y artistas nunca he encontrado una actitud más clara y honesta, más sincera y que no deja lugar a debate alguno. Algo parecido pasa con los desastres. Hay dos tipos de desastres: los que me afectan y los que no. El horror del ébola que se lleva cientos de vidas de vez en cuando en África no nos importa a los europeos lo más mínimo… hasta que se cuela en nuestras casas con calefacción central y baños alicatados hasta el techo. Estos días de septiembre vivimos en medio de continuos desastres: los huracanes Harvey, Irma y, recientemente, María han asolado el Caribe, el sur de Estados Unidos; por supuesto, Cuba, Haití, la República Dominicana, Barbudas y, ahora, Puerto Rico. En México (donde yo vivo actualmente) en apenas diez días dos terremotos por encima de los 7 grados en la escala Richter han destruido miles de casas, matado a cientos de personas y dejado a su paso más miseria, más miedo; aumentando la inmensa dificultad de este país por levantar cabeza entre la violencia del narco, la impunidad y corrupción de sus políticos y la fuerza de una naturaleza que por momentos parece enloquecer.

Todo esto yo lo he vivido en dos vidas paralelas: aquí en México sobreviviendo y ayudando en lo posible a que otros sobrevivan, con el corazón en un puño, la mochila de emergencia lista y durmiendo con un ojo abierto, el oído afinado y los zapatos puestos. Allí en España, al margen de la familia y los amigos, la vida seguía entre cervecitas por la tarde, terrazas al final del verano, discusiones estéticas y el eterno debate de Catalunya y su referéndum.

Un artista te invita a ir de exposiciones, mientras tu recoges ropa y zapatos, comida y medicinas para ayudar a gente que nunca sabrán nada de ti ni tú de ellos

Nunca he tenido una idea más clara de lo que significa la existencia de dos mundos paralelos. Ahora sé que hay varias realidades alternativas, mundos paralelos que conviven en el espacio tiempo. Mientras una joven voluntariosa, curadora de pueblo, da una charla sobre el feminismo en el mundo del arte, en el otro extremo del mundo una familia es arrastrada por el viento y atrapada en medio del agua, varias casas se hunden en Oaxaca y algún niño es violado en un mugriento refugio entre Siria y Europa.…

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