Desde hace muchos cientos de años, desde el uso de la capa como una prenda habitual, en España se suele decir que la capa es el símbolo del “todo vale”. La capa todo lo tapa. Tapa a los feos y a los enemigos, a los mendigos y a los ladrones, a los asesinos y a los amantes prohibidos. Sirve para esconderse ante el peligro, disimular el rubor, una gallina robada, una desnudez inexplicable. Todo lo tapa. La palabra cultura hoy en día se usa como si fuera una capa: para tapar una corrida de toros, un poco de corrupción aquí, otro poco de ignorancia allá, un programa de cocina, un libro sobre vinos, un partido de fútbol por acá, una feria comercial con entradas más caras que la Ópera un poco más allá.
Alguien decía que sí, que leer es importante, pero que más importante es qué se lee. Y, efectivamente no es lo mismo leer a Sócrates, Proust o Austen, Ezra Pound, Hemingway o Saramago, incluso una buena novela policiaca, que a Paulo Coelho o a Federico Moccia. O la guía telefónica o el periódico deportivo local. Muchas veces he repetido que a pesar de todos los pesares y de todas las opiniones no, no es lo mismo un desfile de temporada de moda que una ópera de Verdi. El hecho de que muchas formas de cultura se puedan hoy consumir o disfrutar a través de pantallas no implica que todo lo que salga desde una pantalla sea cultura. Ni mucho menos. John Irving dejó escrita una frase lapidaria: “Donde funciona un televisor, seguro que hay alguien que no está leyendo”.
Alain Finkielkraut y Michel Foucault han escrito y hablado mucho sobre el pensamiento débil, pero tal vez después de esta pandemia deberíamos reconsiderar este debate y delimitar más claramente algunas cosas. No se trata de miedo al futuro, ni de pavor a la tecnología, sino de que el ruido no tape nuestras voces. Y también de que los árboles nos impidan ver el bosque.
Si todavía sabes apreciar la diferencia entre una visita en persona a cualquiera de las salas del Museo del Prado de una visita virtual […] entonces tal vez no todo esté perdido
Lo importante de leer, por ejemplo, no es hacerlo en un libro de papel, y en la soledad de tu casa o de una biblioteca, sino de qué es lo que se lee.…
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