En estos seis días que llevamos de 2020 ya han muerto suficientes personas como para llenar todo el espacio de este texto solamente con sus nombres. Podemos dejar a un lado a todos esos muertos en guerras olvidadas, muertos sin nombre, desconocidos, que no salen ni en las noticias; también vamos a pasar por alto a las cientos de muertas ya (sí, en solo seis días) por sus maridos, amantes, conocidos y desconocidos, amigos y enemigos en todo el mundo. Al margen de todos estos muertos, incluso sin contar con las últimas y más recientes víctimas del cambio climático, en Australia, por ejemplo, a causa del fuego; o en Indonesia, por poner otro ejemplo, a causa de las inundaciones, todavía podemos llenar estas tres páginas con nombres de muertos más cercanos.
El fin de año y el inicio del siguiente parece que suele ser un momento especialmente alto de fallecimientos, veo por encima en FB cómo amigos y lejanos conocidos informan de que sus padres, amigos, antiguos compañeros, han “pasado”, se han ido, en definitiva, han muerto. Parece un buen momento para salir de escena, entre alegría y brindis de champagne o de cava, incluso si se brinda con sidra, parece un buen momento para alejarse silenciosamente del bullicio, el alcohol, los abrazos demasiado efusivos, y del pavo aún en el horno.
No creo que mueran más personas estos días que en un par de semanas de abril, pero sí que se nota más. Vemos desde nuestra vida, como desde la barrera, cómo se cierran las vidas de los demás y a veces, solo a veces, estamos obligados a compartirlo, incluso a escribir necrológicas pues, en parte, esa es una de las “obligaciones“ de quienes escribimos. Los que trabajamos en medios, y especialmente si nos dedicamos a la cultura, a veces sentimos que los artistas nunca mueren solos, que se van en grupos, en una cadena frágil de experiencias que se disuelven en el aire. Son pérdidas ya previstas, anunciadas, incluso hay casos en los que creemos que esas personas ya estaban muertas hace tiempo y que se trata de una equivocación.
El tiempo no lo borra todo, pero sí mezcla y confunde casi todo en el olvido de la ignorancia
Se mueren siempre varios a la vez, en un par de días, artistas, famosos mundialmente y otros prácticamente desconocidos más allá de sus familias y amigos; los primeros aparecerán en toda la prensa con halagos y una leve sensación de pérdida colectiva y gremial; los otros, los artistas cercanos y semiclandestinos son llorados por sus alumnos y en la cercanía de una obra que seguramente no revolucionó nada ni levantó grandes revuelos nunca, pero que siempre estuvo en el círculo de gozo y cariño.…
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