No debemos preocuparnos de nada. Sigue habiendo millonarios. Gente muy rica que todavía, y a pesar de la que está cayendo, tienen el dinero y el humor de comprar un cuadro de Jean-Michel Basquiat, el óleo Boy and Dog in a Johnnypump (1982) por más de 100 millones de dólares. Bueno, no pasa nada, ni siquiera es un récord. Hace unos años se vendió otra pintura del mismo artista por más de 110 millones, en lo que sí fue un récord de precio para un artista americano vendido en subasta. La noticia tampoco es reciente, pues, aunque se publicó en torno al 4 de junio, la compra se realizó hace unos meses.
El comprador es Ken Griffin, de 51 años y con una fortuna calculada en 12.8 billones de dólares (sí, por favor, con b de billones). El anterior propietario era Peter Brant, uno de los reconocidos como integrante de los 200 coleccionistas más importantes del mundo, y uno de los mayores coleccionistas de Basquiat. Todo esto fue en una venta privada, sin casa de subastas, ni intermediarios ni comisionistas, por eso es “tan barato”. Ya digo, no hay de que preocuparse, la vida sigue igual. La vieja o la nueva normalidad no altera la habitual anormalidad del mercado del arte. Tampoco hay que preocuparse por la economía del señor Griffin, porque este gasto es una tontería, apenas es un tercio aproximadamente de lo que le ha costado el piso en el que actualmente vive.
Es el blanco el que se venga proclamando su superioridad blanca, o es el negro que hay dentro del lienzo el que sonríe desde el más allá
Hay que recordar que la obra de Basquiat, artista negro que fue apoyado por Andy Warhol, y posiblemente uno de los pocos artistas contemporáneos de origen pobre, ni clase media ni clase baja, ni nada, directamente negro y pobre. De origen haitiano y portorriqueño, empezó a pintar directamente en las calles haciendo graffitis. Pero muy pronto fue descubierto y entró directamente, y sin paradas, en el Paraíso de los Famosos, de los artistas que podían vivir muy bien con su arte. Murió muy joven, con un sentido de la elegancia que en muchos otros brilla por su ausencia. Pero toda su obra está atravesada por un fuego interior, todas sus pinturas nos gritan desde el núcleo del racismo, del sufrimiento de una raza y de la miseria de una gran parte de la sociedad americana.…
Este artículo es para suscriptores de EXPRESS
Suscríbete