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Contra la inmovilidad

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Giuseppe Pelizza da Volpedo, El Cuarto Estado

¿Se imaginan ustedes que siguiéramos pintando como en el siglo XIV? Que, desde aproximadamente el nacimiento de Giotto ( Florencia, Italia, 1337), todos los pintores se centraran en temas religiosos con su expansión grotesca puntual, sus panes de oro, sus descendimientos y crucifixiones, sus superficies planas, medios planos de vírgenes y santos… La escultura, escasa, sería, seguiría siendo, básicamente religiosa, ornamental y por supuesto figurativa, talla en madera de santos y hombres sufriendo el suplicio de la cruz en paños menores. Siete siglos de inmovilidad. Setecientos, casi ochocientos años, de aburrimiento infinito, pues en todo este tiempo aunque incluso el propio Giotto podría haber quedado eclipsado con la brillantez de algún otro pintor, no habría existido ninguna evolución, sino que se habría conformado un ciclo interminable girando sobre un solo punto, sin desarrollo ni evolución. Una situación así solamente se podría haber dado si la sociedad entera se hubiese enrocado sobre sí misma, víctima de autocomplacencia o de miedo a un cambio impredecible. Naturalmente nos parece un tema para una película o una narración de ciencia ficción, nos parece increíble prescindir del Renacimiento y de todo lo demás, incluyendo el Pop y llegados a este extremo hasta añoraríamos el conceptual, el puntillismo, y por supuesto el surrealismo, a Dalí, el Dadá, Picabia, Duchamp, Picasso… Warhol y hasta Beuys. No seríamos quienes somos ni entenderíamos la vida ni el mundo. Esto nos deja, creo, bastante claro que la evolución del arte sólo es posible si la sociedad se mueve, si evoluciona, si no se queda inmóvil.

La evolución, el desarrollo, ya se habría realizado y serían pocos los que quisieran amputar cinco siglos de creación

Tal vez peor sería una sociedad que ya ha evolucionado y que ha llegado, por poner un ejemplo, hasta el Pop Art y que se viera obligada por cuestiones políticas a retroceder no digo ya al siglo XIV, sino hasta el XVI, en plan atrevido. El XVI es un siglo espléndido, el Cinquecento italiano, el mejor y más brillante momento del Renacimiento, Vasari, Rafael… Todo lo que ustedes ya saben, pero… tendríamos que eliminar todo lo posterior, incluyendo a Goya, Velázquez y por supuesto Picasso (y Pollock, y Dalí, y los expresionistas americanos y los alemanes, y el siglo XIX, y Torres García, y todo, todo, todo lo que no se estudia en la carrera de Arte en la Universidad pero que es una explosión interminable de vida, inteligencia y creatividad.…

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