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Aficionados

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Thomas Strüth

Hay que saber distinguir entre público y aficionado. Eso lo saben especialmente todos los especialistas en cualquier tema que tenga como destinatario la sociedad en general. Por ejemplo el mundo del espectáculo, y también el de la cultura, tan cercanos a veces que se pueden llegar a confundir. Entre el público que puede ir un domingo al fútbol y un aficionado de verdad hay una diferencia cualitativa, y todos los expertos e involucrados prefieren al aficionado. Esa persona que disfruta, que sabe de la materia, que le gusta a veces mucho más que muchos expertos. El público solamente significa taquilla, bulto y a veces molestias y problemas. El aficionado se sabe de memoria la plantilla de su equipo de fútbol desde hace varias generaciones y recuerda los goles gloriosos como si los hubiera visto en persona. El público sólo conoce a las figuras populares, Cristiano Ronaldo, Messi… pero es el público el que deja millones de euros en las taquillas de todo el mundo, aunque sólo sea para pasar el rato. Tanto en el fútbol como en el cine, como en los museos.

En Madrid hace unas semanas que abrió una muestra de un gran aficionado a la fotografía. Un señor apacible y devoto de la imagen al que tuve la suerte de conocer en persona. Con su físico inolvidable y su voz, su forma de afirmar sin dudas pero siempre con argumentos, Gabriel Cualladó (1925-2003) fue montando una colección de fotografía cuando a su alrededor se discutía si “eso” era arte. Se dedicó a los transportes, haciendo de su apellido una marca pionera, pero empezó de recadero. Como coleccionista empezó recortando las páginas de las revistas donde aparecían fotografías que le gustaban, al final su colección de fotografía es uno de los pilares de la colección del IVAM. Él era así, sencillo, un fotógrafo amateur, un aficionado. En su modestia sabía distinguir entre un artista y un fotógrafo, y callar al prepotente futuro gran artista cuando descalificaba a un genio de la imagen, pero que no tenía más pretensión que hacer bien su trabajo. Soy testigo. Ese tipo de afición que convierte una caja llena de recortes de prensa en una colección museable, que define el inicio de la fotografía y su coleccionismo en la España actual sólo se puede entender a partir de la idea de afición, de aficionado. Gabriel Cualladó, el aficionado, no solamente formó una gran colección sino que fue el primer fotógrafo ganador del Premio Nacional de Fotografía en 1994, en una de las pocas veces que este premio no ha admitido duda alguna.…

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