Continuamente leemos y escuchamos que, en esta sociedad actual, absolutamente visual, cada día se generan millones de fotografías. Desde que llevamos en nuestros bolsillos ese objeto que sirve de teléfono, calendario, agenda, reloj y sobre todo cámara fotográfica, sin el que ya no entendemos cómo podríamos sobrevivir, parece que hemos sustituido nuestros ojos y nuestra memoria por su cámara silenciosa y su archivo insondable. Fotografiamos lo que vemos, lo que comemos, lo que nos hace gracia, lo que nos preocupa. Ya no apuntamos el nombre de un libro que querremos comprar más adelante: le hacemos una foto. Cientos, miles de fotos cada día. Por suerte el 99’99 % de esas imágenes no salen de nuestros móviles más que, en el mejor de los casos, a través de un WhatsApp a alguien conocido, y, lamentablemente, perdemos todos nuestros archivos de imágenes cuando cambiamos de teléfono, cuando lo perdemos, cuando nos lo roban. Es decir: perdemos fragmentos de nuestra existencia con cada renovación voluntaria o inevitable de nuestra tecnología de proximidad. Vaya la exageración fotográfica por la austeridad de lo real. Lo uno por lo otro, como ese refrán tan exiguo que dice “contra el vicio de pedir, la virtud de no dar”.
Las fotografías que tomamos con el móvil las compartimos en redes, las enviamos por WhatsApp, pero no las conservamos
Efectivamente, lo pedimos todo, pero la vida en una de sus ironías dramáticas no nos da casi nada. Con el aumento absolutamente excesivo de la fotografía estamos perdiendo la memoria visual de nuestras propias familias. El álbum familiar está desapareciendo rápidamente, se está convirtiendo en un fotolibro de autor. Ha dejado de ser un recuerdo de la familia. Porque si bien ahora fotografiamos al recién nacido mil veces, todos los cumpleaños, el estornudo de la abuela, la tarta de los cumpleaños, los carteles de la calle, a nuestras mascotas hasta el infinito, ninguna de esas imágenes se pasa a papel; se quedan en un archivo digital que se perderá… como lágrimas en la lluvia. Un estudio de la marca EPSON1Fuente: Estudio de Prospectus Global a 11.000 personas encuestadas de once países europeos, incluyendo España (1100 personas encuestadas), realizado en junio de 2023., especializada en impresoras, ha concluido que “…el clásico álbum de fotos familiar en breve podría ser parte del pasado, a pesar de las sensaciones de bienestar y de las muchas ventajas que aporta el hecho de ver fotos impresas, incluida su capacidad para ayudarnos a recordar mejor”.…
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