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A favor del dinero

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Andy Warhol. Dollar sign, 1982.

De un tiempo a esta parte se habla mucho de dinero en el mundo del arte. Se habla de presupuestos millonarios que cada vez cunden menos, se habla de un mercado voraz, se habla de que esta o aquella estrella ha vendido su alma por dinero… de cuánto se ha pagado por un Cézanne o por un Koons o de que el dinero ya no está en Occidente sino en Oriente. Se habla de las ferias como si fueran una nueva versión de los mercaderes en el templo de Dios. De los curadores/comisarios como intermediarios en un mercado secundario, de quién pone los precios, de si los coleccionistas no tienen el dinero suficiente, porque cuando hablamos de dinero siempre es que no es suficiente o que es demasiado. Nunca parece bien ni la cantidad ni quien lo gasta ni quien lo recibe. Vamos, que lo que a mí me parece es que estamos todos muy necesitados, que hay mucha envidia y mucha estupidez.

El resto de los mortales trabajamos por dinero. Hasta Tina Turner cantaba aquello de “dancing for the money”

He llegado a leer un cuestionamiento del trabajo y de la obra de Yayoi Kusama porque en un momento dado de su vida aceptó decorar “a su estilo“ cierta cadena de tiendas de Londres, no sé bien si el problema es porque lo hizo a su estilo y no al estilo de Edward Hopper, por ejemplo. Como si el dinero fuera un vicio. Quienes escriben o afirman esto en corrillos, en persona o a través de las redes sociales, deben ser todos ricos herederos, gente que nunca ha tenido que hacer nada por ganarse la vida. El resto de los mortales trabajamos por dinero. Hasta Tina Turner cantaba aquello de “dancing for the money”. Trabajamos, sea cual sea nuestro trabajo, por dinero. Todos, y los artistas también. Sus obras de arte, que a unos les parecerán cachivaches y a otros fragmentos de gloria, las venden por dinero. Con dinero pagan los materiales y los transportes, el pan que se comen y según donde vivan el agua que beben. También los escritores escriben sus novelas con la intención de publicarlas con la editorial que mejor les pague y que más ventas les garanticen. Por dinero los músicos y los actores actúan y cambian de compañía. Dinero, money, money, money. El dinero hace girar el mundo, no el amor ni nada de lo que consideramos digno: ni la gloria, ni la solidaridad, ni el honor, ni el amor, no.…

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