Hace muchos años, cuando era una niña, me dijeron que debajo de los adoquines estaba la playa. Aún hoy, tantos años después, sigo oliendo el mar en el centro de la ciudad algunas veces, y siento el sabor de la sal en mi piel. Después me dijeron que la utopía era solo un sueño, que es un lugar imposible, inexistente. Han pasado muchos años y hemos aprendido esa lección y muchas otras, pero de vez en cuando la duda, la sospecha vuelve a crecer dentro de la gente, de mucha gente. Hemos llegado a la conclusión de que tal vez nunca encontremos la playa en las calles de nuestras ciudades, pero que tal vez, de todas formas, no esté mal remover algunos adoquines, algunas ideas, cuestionarnos el porqué de las cosas.
El origen de UTOPÍA, esta revista que tiene ahora entre sus manos, está en la duda, en las preguntas. Y por supuesto en las respuestas, o al menos en su búsqueda. Nosotros, los que estamos detrás de este texto, todo el equipo de la revista y también sus colaboradores, que irán aumentando a lo largo de los meses, vivimos en el mundo de la cultura, y nos cuestionamos muchas cosas. Nos cuestionamos todas las cosas, nos cuestionamos cómo son y por qué son así En estas páginas que todavía están en blanco y que iremos llenando según ustedes las lean, intentaremos escenificar nuestras dudas y las de ustedes, y procuraremos encontrar razones, explicaciones, y tal vez, después de todo, una posibilidad de cambio, otra posibilidad de ser y de estar. Construiremos, entre todos, un lugar que no tiene por qué ser imposible, aunque tal vez solo exista en este exiguo espacio de papel, un lugar infinito como su imaginación y como la nuestra, como los deseos de igualdad, de conocimiento, de no ser engañados ni manipulados. UTOPÍA es una revista de crítica cultural.
Si ya sabemos lo que es una utopía tendremos que definir lo que es la cultura y lo que es la crítica. Algo que solo se puede comprender cuando se ejerce. Los mismos que nos dijeron que la utopía era un lugar inexistente nos han dicho y repetido que la crítica se acabó hace ya tiempo, que no tiene una razón de ser y que ha cambiado de forma: que los críticos de ahora son los que se acercan al sistema, los conformistas con piel de lobo. Del crítico al curador. Bueno, tal vez todo sea que para ellos la cultura no significa lo mismo que para nosotros, porque nosotros, desde aquí, desde este pequeño lugar que llamamos UTOPÍA, tampoco creemos que la crítica haya muerto, simplemente se le han quitado los lugares y las posibilidades de existir, se ha convertido en algo oculto, escondido, privado. En estas páginas esperamos que esa crítica recupere su espacio natural: el texto en un papel, una revista, una publicación que no solo se lee, que se toca como se toca a un cuerpo, otro cuerpo que no es el nuestro. Como una carta que llega al remitente. Ese remitente es usted, y como en la correspondencia, si nadie recibe, lee y guarda la carta, el mensaje no existe y la comunicación desaparece.
Haremos una crítica desde la cultura y la exigencia. Desde la necesidad y el deseo de crecer. Con paciencia y pasión, a veces con mala leche, otras con sentido del humor, siempre con argumentos, de una forma clara y sin presiones de nadie, sin mayor interés que saber que ustedes esperan esta carta cada tres meses. Nosotros seguiremos buscando la playa bajo los adoquines, en el centro de todas las ciudades. Porque hoy sabemos que la utopía no solo es posible, sino que existe en cada uno de nosotros. Porque nosotros somos la utopía.