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Abierto hasta el amanecer

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Anders Petersen. Café Lehmitz, 1967-70. Courtesy of the artist.

Bares, cafeterías, cafés, tabernas, cantinas, pubs, cervecerías, discos, nightclubs, dance halls… hay veces que las traducciones no son suficiente. Ni siquiera los diccionarios son capaces de detallar, catalogar y homologar esa cantidad de lugares dispersos por todo el mundo que bajo distintos nombres ofrecen prácticamente lo mismo: un espacio protegido, fuera del mundo que se desarrolla en el tumulto exterior, donde poder beber, comer, charlar, tal vez bailar. Desde un café o un té, tal vez un chocolate y una tostada, un croissant, un pan dulce… hasta un tequila, una cerveza, un bocadillo de calamares, una coca o un refresco, un whisky… en silencio o con música de ambiente. De noche y de día. Son lugares para esconderse, para mirar el mundo a nuestro alrededor, para escribir o leer. Para estar solo o con amigos. Espacios para socializar y relacionarse con los demás. Y también para estar solos y observar el mundo desde fuera.

Para Georges Steiner Europa no se entiende sin sus cafés, la pura idea de Europa

Tal vez son las iglesias de los ateos, lugares donde cobijarse cuando hace frío y donde refrescarse en épocas de calor. “¡Bares, qué lugares!” decía la canción de Gabinete Caligari. Y lo cierto es que da igual cómo se les llame, cuando encuentras el tuyo te conviertes en un fiel visitante, en amigo de los camareros, que saben lo que vas a tomar, “lo de siempre”, sin tener que decir nada. Pero en cada país, bajo cada nombre y bajo sus letreros de neón, o planos, alegres o serios, todos tienen sus diferencias. Cada país, cada cultura, cada forma de entender la vida se puede ver a partir de estos lugares que se acercan y se diferencian entre sí, los bares de los cafés; las tabernas de los pubs. Sin duda son un invento europeo, exportado a nuestro paso por allí por donde hemos andado. Por la necesidad de volver a casa, de sentirnos bien, de tomar un café, o una copa, de bailar al son de cualquier música… Para Georges Steiner Europa no se entiende sin sus cafés, la pura idea de Europa es algo que tiene su sentido en un café:

Europa está hecha de cafés. Desde el café preferido de Pessoa en Lisboa hasta los cafés de Copenhague, por delante de los cuales pasaba Kierkegaard, abstraído, durante sus paseos. Si se dibuja el mapa de los cafés se obtendrá una de las referencias esenciales de la “idea de Europa”.

   El café es un lugar para la cita y la conspiración, para el debate intelectual y el chismorreo, para el flâneur y el poeta o para el metafísico, con su libreta. Está abierto a todo el mundo, pero también es un club. Una taza de café, un vaso de vino o un té con ron proporcionan un escenario para trabajar, para soñar, para jugar al ajedrez o, simplemente, para pasar el día cómodamente. En la Viena imperial y de entreguerras había tres grandes cafés que constituían el ágora, el lugar de la elocuencia y la rivalidad de escuelas opositoras de estética y de economía política, de psicoanálisis y de filosofía.

   Las personas que deseaban ver a Freud o a Karl Kraus, a Musil o a Carnap, sabían exactamente en qué cafés buscarlos y el lugar que en ellos les tenían reservado. Lenin trabajaba en su tratado sobre el empirocriticismo mientras jugaba al ajedrez con Trotsky. Mientras haya cafés, la “idea de Europa” tendrá contenido.

Georges Steiner, Europa andando

La fotografía en los bares, de los cafés, de los clientes, del ambiente, es un subgénero fotográfico

Y los fotógrafos no pueden ser, no lo han sido nunca, ajenos a esta realidad. La fotografía en los bares, de los cafés, de los clientes, del ambiente, es un subgénero fotográfico. Desde la Street Photography americana con sus lugares y paisajes, los letreros y la tipología de sus bares y cafés hasta el ambiente en blanco y negro de la bohemia parisina y los cafés más famosos. Desde el placer y la alegría hasta la soledad y la tristeza. Hoy, una nueva generación de artistas asoma sus cámaras a los nuevos lugares, mirando tal vez de otra manera lo que tantos otros antes que ellos fotografiaron. En las siguientes páginas encontrarán algunos ejemplos de una recopilación imposible por inmensa. Como diría Georges Steiner, los cafés definen la idea de Europa, una Europa para caminar. La fotografía ilustra y apoya esa idea de que no solo en Europa los bares, los cafés, las cantinas, los discos, las tabernas, las discotecas, los night clubs, son lugares que nos definen a todos nosotros. Sus fieles clientes habituales.