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Alberto García-Alix

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Detalle de: Alberto García-Alix. Mis padres, 1982. Courtesy of the artist and Galería Juana de Aizpuru, Madrid.

Vida en el Camino

Podría haber sido la literatura o el cine, tal vez la poesía, pero sin duda la fotografía reunía muchos de los elementos de todas ellas: la autonomía de la literatura, el uso de la imagen del cine, la intimidad de la poesía… la narratividad de todas ellas. Y en el centro, siempre, la vida, las experiencias de una vida en el camino. Toda la fotografía de García-Alix habla de él mismo. Finalmente sabiendo lo que se hace. Ese hombre que se retrata, herido después de una pelea y antes de ir al hospital, no está creando un documento, está escribiendo una página de su autobiografía. Pero todos hacemos eso de alguna manera.

Illustration
Alberto García-Alix. Mi habitación en Barcelona, 1978. Courtesy of the artist and Galería Juana de Aizpuru, Madrid.

Es la ventaja de la autonomía, de la capacidad de hacer. Inevitablemente lo más importante para cada uno de nosotros somos nosotros mismos. El fotógrafo lo cuenta en imágenes, el escritor con palabras, todos hacemos lo que podemos… pero a algunos esto se les transforma en una temática permanente. En la obra de García-Alix vemos la evolución de sus amistades, de su vida, desfilan sus mujeres, asistimos a sus momentos bajos, sus decepciones, sus separaciones… y su figura, desnuda, vestida, presente o ausente, su voz en off en cada uno de los títulos de sus obras, sus manos, su sombra. Él, siempre y solamente él, está presente con su cuerpo y con sus obsesiones. Y nos muestra sus habitaciones: la primera de 1978, Mi habitación en Barcelona, iniciaría una serie de habitaciones vacías o con mujeres, ilustrando sus viajes a Italia, su camino a Estambul… y tantas otras cosas. El uso del blanco y negro dota a esta autobiografía interminable de un toque distante, que le aleja de la realidad y le adentra en la poesía, terreno tan querido como imposible para García-Alix, que solamente a través de sus fotografías, sin más palabras que unos títulos simbólicos o descriptivos, consigue interesarnos, no tanto por su biografía real como por la historia fragmentariamente contada, en blanco y negro, por la representación de su personaje en un héroe romántico y, finalmente, solitario como todo héroe que se precie.

Alberto García-Alix. Mis padres, 1982. Courtesy of the artist and Galería Juana de Aizpuru, Madrid.

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